No obstante la búsqueda exhaustiva y la valiosa recuperación de los textos que fueron relegados de las Obras completas, de Borges (como lo confirman las Cartas del fervor, los tres tomos de Textos recobrados, Museo, Borges en Revista Multicolor, Borges en Sur o Borges en El Hogar, herederos directos de los Textos cautivos que Rodríguez Monegal preparó poco antes de su muerte, en 1987), todavía es posible hallar documentos de factura borgeana que no han sido registrados en ninguna de las bibliografías sobre la obra del autor de El Aleph; no puede ponerse punto final a esta labor casi detectivesca a la cual Borges condenó a sus lectores con las manías de utilizar seudónimos, de no firmar sus traducciones o de renegar de su propia obra. Además, considero que hay un rasgo que bien merecería un estudio detallado en el proceso creativo de Borges: me refiero al reciclaje de textos que, en la medida en que se adecuan a un nuevo contexto, se hallan en constante resignificación. El mejor intento en esta línea de investigación es el de Michel Lafon, autor de Borges ou la réécriture. Así, con la premisa de que el contexto contribuye al sentido del texto, querría ilustrar cómo un escrito desconocido de Borges resulta más bien una suerte de fase intermedia de una serie de reciclajes. Me explico: el texto "Dos hombres rememoran sus vidas", que por su peculiaridad habría pertenecido a la sección de Museo, en Los Anales de Buenos Aires, y firmada por B. Suárez Lynch, debido a algún error de composición o a una intención deliberada, se halla entre anuncios de flores, plantas y pieles, enseguida de un recuento de las actividades de Anales de Buenos Aires en Argentina y Uruguay. Copio el hallazgo que, por cierto, pasan por alto las editoras de Museo. Textos inéditos:
Empédocles de Agrigento, del siglo v antes de Cristo:
Yo he sido mancebo, doncella, arbusto, pájaro y mudo pez que surge del mar.
Taliessin, bardo galense del siglo v de la era cristiana:
Yo he sido la hoja de una espada,
Yo he sido una gota en el aire,
Yo he sido una estrella luciente,
Yo he sido una palabra en un libro,
Yo he sido un libro en el principio,
Yo he sido una luz en una linterna,
Yo he sido un puente que atraviesa sesenta ríos,
Yo he viajado como un águila,
Yo he sido una barca en el mar,
Yo he sido un capitán en la batalla,
Yo he sido una espada en la mano,
Yo he sido un escudo en la guerra,
Yo he sido la cuerda de un arpa,
Durante un año estuve hechizado en la espuma del agua.
Sin firma y fuera de paginación, se encuentra esta suerte de analogía que atribuyo a Borges y a Bioy Casares, pues los mismos textos de Empédocles y Taliesin son citados en una nota de la traducción que aquellos hicieron del "Quinto capítulo de la ‘Hydriotaphia’ (1658)", Sur, 1944, núm. 111. En la nota 1 de la página 21 pueden verse, como documentos sobre la trasmigración de las almas a que alude sir Thomas Browne, los textos de estos ilustres ejemplares separados por diez siglos, pero reunidos precisamente porque escriben sobre un tema semejante y mediante un procedimiento que Borges frecuentó una y otra vez, en prosa y en verso: la enumeración.
Ahora bien, entre la versión de Sur y la de Los Anales de Buenos Aires hay una diferencia radical de sentido, porque la primera sólo aparece como un registro que ayuda a explicar "la trasmigración de las almas" de manera colateral:
[Browne] alude –dicen los traductores– tal vez a los pitagóricos. Tal vez a Empédocles de Agrigento, que dijo: "Yo he sido mancebo, doncella, arbusto, pájaro y mudo pez que surge del mar." Compárese, en los Mabinogion, la enumeración de Taliesin:
Yo he sido la hoja de una espada,
Yo he sido una gota en el aire,
Yo he sido una estrella luciente
Yo he sido una palabra en un libro,
Yo he sido un libro en el principio,
Yo he sido una luz en una linterna,
Yo he sido un puente que atraviesa sesenta ríos,
Yo he viajado como un águila,
Yo he sido una barca en el mar,
Yo he sido un capitán en la batalla,
Yo he sido una espada en la mano,
Yo he sido un escudo en el combate,
Yo he sido la cuerda de un arpa,
Durante un año estuve hechizado en la espuma del agua.
A simple vista, es posible registrar una variante en el v. 12: en lugar de "Yo he sido un escudo en la guerra" de Los Anales, en Sur decía "Yo he sido un escudo en el combate." Además, la ortografía de "Taliessin" era diferente, "Taliesin".
La versión de Los Anales hace énfasis en las coincidencias desde el mismo título, independientemente de si tienen que ver o no con la trasmigración: la intención es contrastar a dos sujetos que, más allá de la arbitrariedad del tiempo, resultan espíritus paralelos, según se desprende de los escritos reunidos y, seguramente, traducidos por Borges y Bioy; la inclusión de las fechas, "siglo v antes de Cristo" y "siglo v de la era cristiana", confirma este juego de las analogías borgeanas.
Si se observa bien, "Dos hombres rememoran sus vidas" vendría a ser el texto reciclado de la nota sobre Browne; pero no queda ahí el experimento, si puede llamársele así, porque casi dos décadas después Borges recurrirá a Taliesin nuevamente, aunque en este caso parece hacerlo de memoria. Se trata de un fragmento del discurso de recepción que Borges leyó en la Academia Argentina de Letras donde, antes de referirse al bardo galés, Borges alude al asunto de la trasmigración en otros escritores, como Rubén Darío y, a la vez, lo enlaza con la tradición occidental:
Todos ustedes recordarán poemas en que un poeta rememora sus encarnaciones anteriores; tenemos a mano uno espléndido de Rubén Darío:
Yo fui un soldado que durmió en el lechoy luego aquello de:
de Cleopatra, la reina…
¡Oh la rosa marmórea omnipotente!
Y tenemos ejemplos antiguos, como el de Pitágoras, que declaró haber reconocido en otra vida el escudo con el cual combatió en Troya.
E inmediatamente después, el ejemplo de Taliesin:
Veamos ahora qué hizo Taliesin, poeta galés del siglo VI de nuestra era. Taliesin recuerda hermosamente haber sido muchas cosas; nos dice: 'he sido un jabalí, un jefe en la batalla, una espada en la mano de un jefe, un puente que atraviesa setenta ríos, estuve en Cartago, en la espuma del agua; he sido una palabra en un libro, he sido un libro en un principio'. Es decir que estamos ante un poeta perfectamente consciente, digamos, de los privilegios, de los méritos que puede dar este tipo de diversión incoherente. Yo creo que Taliesin debió de querer ser todas estas cosas; pero supo que una lista, para ser bella, tiene que constar de elementos heterogéneos, y así recuerda haber sido una palabra en un libro y un libro en un principio.
Como dije, en esta ocasión Borges parece hacerlo de memoria, cuya porosidad lo vuelve un recreador del poema de Taliesin, pues menciona datos que no se encuentran en los dos testimonios anteriores: lo sitúa en "el siglo VI de nuestra era"; la mención del jabalí no aparece insinuada siquiera en las versiones de 1944 y 1947, aunque bien pudo caber, en cuyo caso Borges ya se encargó de agregarlo; en otro que podría llamarse acto creativo, Borges habla de Cartago, no mencionada en los textos de los años cuarenta ("estuve en Cartago"); en lugar de "un capitán en la batalla", Borges se refiere a "un jefe en la batalla", que si bien no afecta mayormente el sentido del verso, en el jefe caben diferentes grados de jefatura. Aunque habría que constatarlo con la versión original, en este segundo reciclaje Borges atribuye un mayor alcance al puente que, en las versiones previas, "atraviesa sesenta ríos" y ahora "setenta". Lo mismo que en la nota de 1944, Borges hace énfasis no sólo en el tema sino en el procedimiento de la enumeración caótica, que tantas veces aparece en la producción borgeana.
En este último testimonio hay más una intención de abarcar, de la manera más fluida posible, a brochazos se diría, múltiples aspectos de la cultura celta que se relacionen con la moderna academia. Por ello reflexiona sobre el caso de las escuelas en que se requería tiempo y rigor para seguir, por ejemplo, la carrera de letras, que exigía más de doce años de estudios de mitología, historia legendaria, topografía, gramática y retórica.
Además, el trabajo de memoria obliga a Borges a reescribir el texto de Taliesin y a presentarlo de manera fragmentaria. Como puede notarse, un solo texto, si bien ajeno, sirve a Borges para practicar el postulado de que el contexto determina en alguna medida el sentido del texto, así como la lectura de un texto adquirirá tantos sentidos como lectores tengan acceso a ella: Menard en ciernes, Borges supo siempre sacar provecho de estos artificios de lector empedernido.
En La Jornada Semanal
Universidad Nacional de México
Domingo 6 de agosto de 2006, Número 596
Caricatura de Jorge Luis Borges por Pablo Lobato
En La Jornada Semanal
Universidad Nacional de México
Domingo 6 de agosto de 2006, Número 596
Caricatura de Jorge Luis Borges por Pablo Lobato