Para Adriano del Valle**
Yo he ansiado un himno del Mar con ritmos amplios como las olas que gritan;
del Mar cuando el sol en sus aguas cual bandera escarlata flamea;
del Mar cuando besa los pechos dorados de vírgenes playas que aguardan sedientas;
del Mar al aullar sus mesnadas, al lanzar sus blasfemias los vientos,
cuando brilla en las aguas de acero la luna bruñida y sangrienta;
del Mar cuando vierte sobre él su tristeza sin fondo la Copa de Estrellas.
Hoy he bajado de la montaña al valle
y del valle hasta el mar.
El camino fue largo como un beso.
Los almendros lanzaban madejas azuladas de sombra sobre la carretera
y, al terminar el valle, el sol
gritó rubios Golcondas sobre tu glauca selva: ¡Mar!
¡Hermano, Padre, Amado...!
Entro al jardín enorme de tus aguas y nado lejos de la tierra.
Las olas vienen con cimera frágil de espuma,
en fuga hacia el fracaso. Hacia la costa,
con sus picachos rojos,
con sus casas geométricas,
con sus palmeras de juguete,
que ahora se han vuelto lívidos y absurdos como recuerdos yertos.
Yo estoy contigo, Mar. Y mi cuerpo tendido como un arco
lucha contra tus músculos raudos. Sólo tú existes.
Mi alma desecha todo su pasado
como en nórtico cielo que se deshoja en copos errantes.
Oh instante de plenitud magnífica;
antes de conocerte, Mar hermano,
largamente he vagado por errantes calles azules con oriflamas de faroles
y en la sagrada medianoche yo he tejido guirnaldas
de besos sobre carnes y labios que se ofrendaban,
solemnes de silencio,
en una floración
sangrienta...
Pero ahora yo hago don a los vientos
de todas esas cosas pretéritas,
pretéritas.... Sólo tú existes.
Atlético y desnudo. Sólo este fresco aliento y estas olas,
y las Copas Azules, y el milagro de las Copas Azules.
(Yo he soñado un himno del Mar con ritmos amplios como las olas jadeantes.)
Ansío aún crearte un poema
con la cadencia adámica de tu oleaje,
con tu salino y primeral aliento,
con el trueno de las anclas sonoras ante Thulés ebrias de luz y lepra,
con voces marineras, luces y ecos
de grietas abismales
donde tus raudas manos monjiles acarician constantemente a los muertos...
Un himno
constelado de imágenes rojas, lumínicas.
Oh mar! oh mito! oh sol! oh largo lecho!
Y sé por qué te amo. Sé que somos muy viejos.
Que ambos nos conocemos desde siglos.
Sé que en tus aguas venerandas y rientes ardió la aurora de la Vida.
(En la ceniza de una tarde terciaria vibré por vez primera en tu seno).
Oh proteico, yo he salido de ti.
¡Ambos encadenados y nómadas;
ambos con una sed intensa de estrellas;
ambos con esperanza y desengaños;
ambos, aire, luz, fuerza, obscuridades;
ambos con nuestro vasto deseo y ambos con nuestra grande miseria!
Grecia ***, Revista Quincenal de Literatura
Sevilla, Año 2, N° 37, 31 de diciembre de 1919
Y además en Rythmes rouges, con el título "Hymne á la mer" (Pléiade, 1993, pág. 33)
Luego en En Textos recobrados 1919-1929 (1997)
Buenos Aires, Sudamericana, 2011
Notas
[*] "Himno del mar" habría pertenecido al segundo libro que Borges destruyó: "[el libro] fue titulado Los salmos rojos o Los ritmos rojos. Era una colección de poemas —alrededor de veinte— en verso libre, como elogio a la revolución rusa, a la hermandad del hombre, al pacifismo..." ("Autobiografía", 1970, en Monegal, 1987, pág. 150.) Con la aceptación de Borges, Jean-Pierre Bernés reunió en la Pléiade trece poemas bajo el título Rythmes rouges (Pléiade, 1993, pág. 32 y ss, y pág. 1266). Sobre Los himnos rojos o Los ritmos rojos, véase la mención de Borges en su cuento "El otro" de El libro de arena, Buenos Aires, Emecé Editores, 1975.
[**] Adriano del Valle (1898-1957) perteneció a la generación del 27. Fue redactor jefe de la revista Grecia. Uno de sus libros más conocidos, Primavera portátil, fue publicado en 1934. La correspondencia entre Borges y Adriano del Valle es testimonio de la amistad que los unió. En la Biblioteca Nacional de Madrid se conservan cuatro cartas —sin fecha— dirigidas a Adriano del Valle, cuyos fragmentos citamos en este libro, y una postal firmada por Borges y su hermana Norah.
[***] La revista Grecia, fundada por Isaac del Vando Villar, apareció en Sevilla el 12 de octubre de 1918. Se publicaron cincuenta números. (Monegal, 1987, pág. 143.) Dice Borges: "En Sevilla encontré al grupo literario formado alrededor de Grecia. Este grupo cuyos integrantes se llamaban a sí mismos ultraístas, se había propuesto renovar la literatura...." Y agrega: "El invierno de 1919-20 lo pasamos en Sevilla, donde vi mi primer poema publicado. Se titulaba 'Himno del mar' y apareció en la revista Grecia, en el número del 31 de diciembre de 1919. En ese poema, hice mi máximo esfuerzo por ser Walt Whitman. Hoy difícilmente pienso en el mar, o en mí mismo, como hambriento de estrellas. Años después, cuando encontré una frase de Arnold Bennet, 'lo grandioso, de tercera categoría', comprendí de inmediato lo que quiso decir. Y sin embargo cuando llegué a Madrid unos meses después, y como ése había sido el único poema mío publicado, la gente pensaba en mí como en un cantor del mar". ("Autobiografía", 1970, en Monegal, 1987, págs. 142 y 143-44.)
Fotos
Arriba: Retrato de Borges en México por Paulina Lavista Vía
Al pie: Placa en Sevilla donde Grecia, la revista de literatura con este nombre comienza a publicarse quincenalmente a partir de 1918 bajo la dirección de Isaac del Vando Villar, un poeta de Albaida del Aljarafe que ayudó a poner las bases del Ultraísmo literario - Fuente