Noches de largo insomnio y de castigo
que anhelaban el alba y la temían,
días de aquel ayer que repetían
otro inútil ayer. Hoy los bendigo.
¿Cómo iba a presentir que en esos años
de soledad de amor que las atroces
fábulas de la fiebre y las feroces
auroras no eran más que los peldaños
torpes y las errantes galerías
que me conducirían a la pura
cumbre de azul, que el azul perdura
de esta tarde de un día y de mis días?
Elsa, en mi mano está tu mano. Vemos
en el aire la nieve y la queremos.
Cambridge, 1967
Elogio de la sombra (1969)
Poema a su primera esposa, Elsa Astete Millán, suprimido de las ediciones posteriores a 1972
Fuente
Foto: Borges y Elsa Astete Millan USA 1968 por Charles H. Phillips
The LIFE Picture Collection/Getty