La llanura que espera desde el principio. Más allá de los últimos durazneros, junto a las aguas, un gran caballo blanco de ojos dormidos parece llenar la mañana. El cuello arqueado, como en una lámina persa, y la crin y la cola arremolinadas. Es recto y firme y está hecho de largas curvas. Recuerdo la curiosa línea de Chaucer: a very horsely horse. No hay con qué compararlo y no está cerca, pero se sabe que es muy alto.
Nada, salvo ya el mediodía.
Aquí y ahora está el caballo, pero algo distinto hay en él, porque también es un caballo en un sueño de Alejandro de Macedonia.
*Debo corregir una cita. Chaucer (The Squieres Tale, 194) escribió: Therwith so horsly, and soquik of yë.
En Historia de la noche (1977)
Foto s-d: Fundación Borges