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6/2/17

Jorge Luis Borges: Historia






Profesores de olvido anhelaba Butler para que no se convirtiera el planeta en un interminable museo, sin otra perspectiva que un porvenir dedicado a conservar el pasado (…). Lo innegable es que todas las disciplinas están contaminadas de historia. Básteme citar dos: la literatura y la metafísica. Quienes estudian metafísica se ven forzados a encarar la repulsiva tesis platónica de las formas universales, cuando ignoran aún el límpido sistema de Berkeley, que (lógica, no cronológicamente) la precede; quienes ensayan con alguna esperanza las letras tienen que digerir fragmentos salvajes (pero no pintorescos) del remoto Cantar de Mio Cid o boberías de Valera o Miguel Cané… Quizá una enciclopedia sin nombres propios, dedicada a exponer y a discutir, sea el instrumento que requerimos. Sugiero ese proyecto (cuya ejecución es difícil pero no costosa) a las editoriales de Buenos Aires.
  «H. G. Wells, Travels…», 1940


  La historia no es un frígido museo; es la trampa secreta de la que estamos hechos, el tiempo. En el hoy están los ayeres. ¿Quién podrá sentir esa eternidad mejor que un poeta?
    «Prólogo» a G. García Saraví; Del amor y los otros desconsuelos, 1968






En Borges A/Z
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Foto: Jorge Luis Borges Borges en Adrogué
29 de noviembre de 1980, ©Julie Méndez Ezcurra 
Portada del libro Borges A/Z
Colección La Biblioteca de Babel

18/12/16

Jorge Luis Borges: Nacionalismo







  El nacionalismo tienta a los hombres no sólo con el oro y con el poder, sino con la hermosa aventura, con la abnegada devoción y con la honrosa muerte. Tiene su calendario de verdugos pero también de mártires. Sufrir y atormentar se parecen, así como matar y morir. Quien está listo a ser un mártir puede ser también un verdugo y Torquemada no es otra cosa que el reverso del Cristo.
  «El nacionalismo y Tagore», 1961


  El vicio más incorregible de los argentinos es el nacionalismo, la manía de los primates.
  Serra, 1984


  Hay nacionalismo que es el mayor mal, yo creo. Luego tenemos la distribución despareja de bienes espirituales o materiales. Eso es horrible. Eso se nota bastante aquí, pero se nota más la pobreza en países como Ecuador, Perú… ahora en el caso de Armenia… yo siento una gran simpatía por Armenia y creo que ahí puede justificarse el nacionalismo. Pero no puede justificarse en los países poderosos. Sí, en países oprimidos, en países perseguidos porque tienen que mantener su identidad.
  Majian, 1985







En Borges A/Z 
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Foto: Borges en su biblioteca - Cortesía Martín Hadis
Portada del libro Borges A/Z
Colección La Biblioteca de Babel

19/11/16

Jorge Luis Borges: Traducción








Empiezo por recordar a un amigo nuestro que dijo que había dos tipos de literatura, la del conocimiento y la del poder o la virtud. Creo que la primera es traducible.
Quien haya leído la Ética de Spinoza en inglés, español, alemán o francés podrá comprenderla tan perfectamente como el que la haya leído en latín, porque el mundo intelectual es traducible; la otra literatura, la de la emoción, no sé hasta qué punto es traducible, no sé si un poema es traducible, creo que el único modo de traducir un poema es recreándolo, es algo que está más allá del falso juego de sinónimos que los diccionarios nos dan.
Puedo recordar un ejemplo de traducción creativa: Chaucer empleó la frase de Hipócrates ars longa vita brevis y la intercaló en un poema, y quizás llevado por la necesidad de llenar un verso la tradujo en esta forma:
The life so short
the craft so long to learn.
La vida tan breve
El arte tan largo de aprender.

Él le infundió una música melancólica que no tiene el texto original, recreándolo y enriqueciéndolo con esa música que no tenía.
Llego a la conclusión de que podemos traducir lo conceptual, pero para traducir lo emocional tenemos que ser un poco poetas. Los diccionarios nos llevan a una idea falsa haciendo corresponder una palabra a otra de un diferente idioma, y esto ocurre aun dentro del mismo idioma… Las palabras que en idiomas diferentes se refieren a emociones no son traducibles.
«Estaba sentadita» —cuando lo decimos sentimos un cierto cariño— se podría traducir por «She was all alone», pero no tiene exactamente el mismo valor emocional. Así hay otras palabras como saudade en portugués, wisdom en inglés, etcétera, que no podemos traducir a otro idioma.
La poesía, por cierto, puede traducirse siempre que el traductor sea un poeta y que no se quede en la precisión científica o filológica. Lo que es conceptual para los fines de la política, por ejemplo, es esencial y puede traducirse; los pensamientos pueden traducirse, las metáforas no.

Américas, 1971





En Borges A/Z

A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Foto s/d: Los ojos de Borges Vía
Portada del libro Borges A/Z
Colección La Biblioteca de Babel

13/10/16

Jorge Luis Borges: Nobel, Premio








  No otorgarme el Premio Nobel se ha convertido en una tradición escandinava; desde que nací —el 24 de agosto de 1899— no me lo vienen dando.
  Jurado, 1980

  La Academia Sueca antes premiaba a escritores que eran mundialmente conocidos. Ahora ha cambiado de modus operandi: se dedica a descubrir valores. No lo reprocho, me gustaría ser descubierto.
  Sosa, 1984

  La inteligencia de los europeos se demuestra por el hecho de que jamás me hayan dado el Premio Nobel… ¿Sabe usted por qué?… No hay escritor más aburrido que yo. Es una gran equivocación que la gente me lea, porque ni a mí mismo me gusta lo que escribo y por eso ni yo mismo me leo… Nunca me he leído. Todo lo que he escrito, todo, no pasa de ser borradores… ¡borradores!… papeles sueltos.
  Tokos, 1986








En Borges A/Z 
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Caricatura de Borges por Loredano
Portada del libro Borges A/Z
Colección La Biblioteca de Babel



5/10/16

Jorge Luis Borges: Militar







  Hace unos días… obtuve algún éxito en una conferencia hablando de gentes y de otras cosas. Dije: «Claro, parece raro, pero en aquella época, hasta los militares peleaban.»
  Todo el mundo se rió, porque, claro, los militares actuales, ninguno ha peleado en su vida, ni saben nada, todo son revoluciones de palacio.
  Gutiérrez de Lucena, 1975


  Es típico de la mente militar pensar en abstracciones, en territorios, y no en seres humanos.
  Montenegro, 1983


  Yo deseaba ser militar, pero ahora sé que no me era posible porque soy muy cobarde. A medida que el hombre se vuelve más complejo, también se vuelve más cobarde y para ser un buen soldado es mejor ser un poco estúpido.
  La Razón, 1983


  No hay ninguna razón para suponer que los militares puedan gobernar bien. Nos llegan del más artificial de los mundos. Un mundo de jerarquías, órdenes, audiencias, arrestos, saludos, marchas, aniversarios, desfiles y ascensos. Han sido educados para obedecer y se nutren en la esperanza de aumentar el mando. Nada de eso en este mundo se aproxima a la inteligencia. Los militares tienen, además, un concepto puramente material de la historia. Suponer que un gobierno militar puede ser eficaz es tan absurdo como suponer que un gobierno de escritores, de médicos, de abogados, de farmacéuticos o de buzos puede ser eficaz.
  Torres, 1983






En Borges A/Z 
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Retrato de Borges por Annemarie Heinrich, Buenos Aires, 1967
Portada del libro Borges A/Z
Colección La Biblioteca de Babel


19/9/16

Jorge Luis Borges: Amor






   Enamorarse es crear una religión cuyo dios es falible.
  «El encuentro con Beatriz», 1949*


  Vale la pena ser desdichado muchas veces, para ser feliz un minuto.
  Petit, 1980



  Estar enamorado es percibir lo único que hay en cada persona, eso único que no puede comunicarse salvo por medio de hipérboles o de metáforas.
  «Así escribo mis cuentos», 1981



  Enamorarse es producir una mitología privada y hacer del universo una alusión a la única persona indudable.
  Contraviento, 1984



  Parece que esta época se ha apartado de todas las versiones del amor… parece que el amor es algo que debe ser justificado, lo cual es rarísimo, porque a nadie se le ocurre justificar el mar, o una puesta de sol, o una montaña: no necesitan ser justificados.
  ABC, 1986






*Incluído luego en Nueve ensayos dantescos, como El encuentro en un sueño [Nota de Florencia Giani]


En Borges A/Z 
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Jorge Luis Borges y María Kodama en Chichen Itzá
Foto Muestra Atlas, Buenos Aires, abril/mayo de 2016
Portada del libro Borges A/Z
Colección La Biblioteca de Babel

3/9/16

Jorge Luis Borges: Cuento







Dijo Chesterton que la novela casi ha nacido con nosotros y bien puede morir con nosotros. Yo creo que más importante que la novela es el cuento y el cuento es tan antiguo como el hombre, y así como en la niñez del hombre están los cuentos, así como a un niño le gusta oír cuentos, así los cuentos que se llamaron mitologías o cosmogonías están al principio de la Humanidad y son más importantes, me parece, que la novela, forma típica de nuestro tiempo y acaso sólo típica de nuestro tiempo y no de todos ellos.
  Koremblit, 1961


  La novela es un género que puede pasar, es indudable que pasará; el cuento no creo que pase (…). Y además los cuentos, aunque dejen de escribirse, seguirán contándose. Y no creo que las novelas puedan seguir contándose.
  Fernández Moreno, 1967


  El cuento es un breve sueño, una corta alucinación.
  Borges & Sábato, 1976







En Borges A/Z 
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Retrato de Borges junto a niñas de una escuela
Foto periodística década del 60
Portada del libro Borges A/Z
Colección La Biblioteca de Babel
©borgestodoelanio.blogspot.com

4/8/16

Jorge Luis Borges: Espejos







Realmente es terrible que haya espejos: siempre he sentido el terror de los espejos. Creo que Poe lo sintió también. Hay un trabajo suyo, uno de los menos conocidos, sobre el decorado de las habitaciones. Una de las condiciones que pone es que los espejos estén situados de modo que una persona sentada no se refleje. Esto nos informa de su temor de verse en el espejo. Lo vemos en su cuento William Wilson sobre el doble y en el cuento de Arthur Gordon Pym. Hay una tribu antártica, un hombre de esa tribu que ve por primera vez un espejo y cae horrorizado.
Nos hemos acostumbrado a los espejos, pero hay algo de temible en esa duplicación visual de la realidad.

  «La poesía», Siete noches, 1980


No me gustan nada o me gustan demasiado. Ahora claro, que me he librado de ellos. Porque la ceguera es un modo drástico de borrar los espejos.


Carrizo, 1982










En Borges A/Z 
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Retrato de Borges sin atribución, ca. 1983
Portada del libro Borges A/Z
Colección La Biblioteca de Babel


21/6/16

Jorge Luis Borges: Ceguera






La ceguera me ha enseñado a pensar más, a sentir más, a recordar más y a leer y escribir más.

  Cortínez, 1967


Alguien se extrañó de que su bastón no fuese blanco.
—¿Para qué? —responde Borges—, de todas formas yo no distingo los colores.

  Ibarra, 1969


Es que vivir se parece mucho a la ceguera y a la vejez. En todo caso, no es patético, es algo bueno, las cosas se alejan, se esfuman, se desdibujan y uno puede imaginarlas mejor o recordarlas. Es como la ausencia, que es una forma de presencia, o la nostalgia, por ejemplo. La ceguera se parece a todas esas cosas que son ciertamente preciosas, a la nostalgia, a la vejez, que es hermosa también. Es aceptar tus límites, darse cuenta de quién es uno, de lo que puede ser, o mejor, de lo que no puede ser, sobre todo. Y eso es grato, sí. Ya durante toda la vida uno está buscándose y luego, en la vejez, uno se encuentra y se encuentra en sus límites sobre todo. La ceguera es ciertamente un límite, es una especie de cárcel, pero no penosa. La gente es muy buena con los ciegos; con los sordos no, con los sordos es irritable, pero con los ciegos es generosa…

  «Coloquio», 1985







En Borges A/Z
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Imagen: Borges recorre una de las escalinatas de Ginebra
Foto Muestra Atlas, Buenos Aires, abril/mayo de 2016
Portada del libro Borges A/Z
Colección La Biblioteca de Babel



26/5/16

Jorge Luis Borges: Realidad







La realidad es como esa imagen nuestra que surge en todos los espejos, simulacro que por nosotros existe, que con nosotros viene, gesticula y se va, pero en cuya busca basta ir, para dar siempre con él.

Inquisiciones, 1925


Una mujer deploró, en el atardecer, que no pudiéramos compartir nuestros sueños:
«Qué lindo soñar que uno recorre un laberinto en Egipto con tal persona, y aludir a ese sueño el día después, y que ella lo recuerde, y que se haya fijado en un hecho que nosotros no vimos, y que sirve, tal vez, para explicar una de las cosas del sueño, o para que resulte más raro.» Yo elogié ese deseo tan elegante, y hablamos de la competencia que harían esos sueños de dos actores, o acaso de dos mil, a la realidad. (Sólo más adelante recordé que ya existen los sueños compartidos, que son, precisamente, la realidad.)

«Reseñas. Die Unbekannte Grösse, de Hermann Broch», 1937


Porque la literatura no es menos real que lo que se llama realidad.

Borges & Sábato, 1976


Pero si todo es realidad. Es absurdo suponer que un subsecretario es más real que un sueño… Y además el subsecretario cesa tan rápidamente… Yo he dicho tantas veces que habría que saber si el Universo pertenece a la literatura realista o a la fantástica.

Ibídem






En Borges A/Z 
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Retrato de Borges en revista Siete Días
23 de abril de 1973
Portada del libro Borges A/Z
Colección La Biblioteca de Babel

1/5/16

Jorge Luis Borges: Pornografía









En el prefacio de Dorian Gray se niega que un libro pueda ser inmoral, pero en el texto se refiere que Dorian fue envenenado por un libro, como otros por un abanico o por una antorcha. (El apólogo entero, por lo demás, nada significa si no hay leyes morales). Para casi toda la gente, los conceptos de moralidad e inmoralidad se reducen a lo sexual; no se piensa que un libro es inmoral porque enseña crueldad (Hemingway) o vanidad (Baudelaire). Si no me engaño, existe una razón de orden psicológico para que la menos peligrosa de las buenas o malas literaturas sea la pornográfica. En el Adonis de Marino se describen cinco palacios consagrados al goce de los cinco sentidos, pero nuestra memoria es menos rica que los palacios del poeta y sólo es capaz de recrear percepciones auditivas y visuales, pero no el placer o el dolor, de los que apenas sobreviven las circunstancias. De ahí procede la ineficacia de los infiernos literarios, que prodigan vanamente lagos de fuego y montones de afilados cuchillos; de ahí también la de las escrituras eróticas. Su mejor instrumento es la sugestión; harto más vivido que el blanc couple nageur de Mallarmé es el But ye loveres, that bathen in gladnesse de Chaucer. 

«El caso Lolita», 1959





En Borges A/Z
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Véase también Pornografía y censura
Foto: Borges por Claudio López
Casa de América 
Portada del libro Borges A/Z
Colección La Biblioteca de Babel

26/4/16

Jorge Luis Borges: Literatura comprometida







Imposible mencionar el nombre de Kipling sin que irrestañablemente surja el pseudo-problema: ¿Debe o no el arte ser instrumento político? Uso el prefijo pseudo, pues quienes nos abruman (y se distraen) con esa atolondrada investigación, parecen olvidar que en el arte nada es tan secundario como los propósitos del autor. Imaginemos que hacia 1853 la sombría doctrina de Schopenhauer (no la dichosa de Emerson) hubiera movilizado a Walt Whitman. ¿Serían muy distintos sus cantos? No me parece. Los versículos bíblicos guardarían la amargura primaria; las enumeraciones demostrarían la horrible variedad del planeta; los americanismos y barbarismos no serían menos aptos para la queja que ahora para el júbilo. La obra, técnicamente, sería igual. He imaginado una inversión del propósito; en cualquier literatura hay libros ilustres cuyo propósito es imperceptible o dudoso. El Martín Fierro, para Miguel de Unamuno, es «el canto del luchador español que, después de haber plantado la cruz en Granada, se fue a América a servir de avanzada a la civilización y abrir el camino del desierto»; para Ricardo Rojas, es «el espíritu de la tierra natal», y también «una voz elemental de la naturaleza»; yo lo creí siempre la historia de un paisano decente que degenera en cuchillero de pulpería… Butler, que supo de memoria la Ilíada, y que la tradujo al inglés, creía que el autor era un humorista troyano; hay eruditos que no comparten esa opinión.

«Edward Shanks, Rudyard Kipling…», 1941


Tenía entendido que sólo había buena y mala literatura. Eso de literatura comprometida me suena lo mismo que equitación protestante.

El Día, 1970


Un escritor comprometido… es aquel que prefiere la política a la literatura.

Bryce Echenique, 1986








En Borges A/Z 
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Retrato de Borges en revista Siete Días, 1972
Portada del libro Borges A/Z
Col. La Biblioteca de Babel

31/3/16

Jorge Luis Borges: Fantasmas







La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres. Estos conmueven por su condición
de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser el último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo, entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso.

El Aleph, 1949


Creo que debemos pensar que todas las personas con las cuales hablamos son, digamos, fantasmas
efímeros, y debemos ser más buenos con ellos.

Borges para millones, 1978







En Borges A/Z 
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Retrato de Borges en 1963, revista Gente
Digitalización Mágicas Ruinas, 2013
Portada del libro Borges A/Z
Colección La Biblioteca de Babel

26/2/16

Jorge Luis Borges: Conciencia








Recordemos que Lichtenberg llamó al hombre das rastlose Ursachentier, la infatigable bestia causal. ¿Y si el principio de causalidad fuera un mito, y cada estado de conciencia —percepción, recuerdo o idea— no recelase nada, no tuviese escondrijos ni raigambres con los demás ni honda significación, y fuese únicamente lo que parece ser en absoluta y confidencial entereza?

A primera vista, esa conjetura se nos antoja imposible. Sin embargo, una fácil meditación nos convencerá de su validez y hasta de su certidumbre axiomática.

Elegid la clave filosófica que os parezca más eficaz y aplicadla al enlace de percepciones oculares que dan principio a esta encuesta. Lejos de iluminarlas o de confundirse con ellas, veréis que se mantiene incólume, aislada. Será un suceso más en vuestra conciencia, como podría serlo una intención o un sonido. No alterará en un punto la verdad de lo que antes fue o meditamos; será sencillamente otra realidad, abarcadora del momentáneo presente, pero inhábil para modificar los otros presentes que, apiñados por una sola palabra, llama pasado el actual. Estos permanecerán ajenos e inaccesibles a toda trabazón niveladora. El horror de la pesadilla que nos maltrata en la noche no amenguase en un ápice por la comprobación que al despertar hacemos de su «falsía».

Alguien acaso me echará en cara que ese argumento es una petición de principio, facilitada por una identificación arbitraria de los sucesos y las noticias que de ellos llegan a nosotros. Pero la verdad es que no podemos salir de nuestra conciencia, que todo acontece en ella como en un teatro único, que hasta hoy nada hemos experimentado fuera de sus confines, y que, por consiguiente, es una impensable y vana porfía esa de presuponer existencias allende sus linderos. Lo cual pueda quizá enunciarse así: no hay en la vida continuidades algunas. Ni el tiempo es un torrente donde se bañan todos los fenómenos, ni es el yo un tronco que ciñen con intorsión pertinaz las sensaciones e ideas. Un placer, por ejemplo, es un placer, y definirlo como la resultancia de una ecuación cuyos términos son el mundo externo y la estructura fisiológica del individuo, es una pedantería incomprensible y prolija.

El cielo azul, es cielo y es azul, contrariamente a lo que vacilaba Argensola. Mejor dicho: todo está y nada es.

«El cielo azul, es cielo y es azul», 1922







En Borges A/Z 
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Retrato de Borges por Ernesto Monteavaro
Portada del libro Borges A/Z
Col. La Biblioteca de Babel


4/2/16

Jorge Luis Borges: Rafael Cansinos Assens









Él había leído todas las bibliotecas de Europa. Recuerdo que dijo, en su estilo hiperbólico, que era capaz de saludar a las estrellas en diecisiete idiomas clásicos y modernos. No sé si realmente eran diecisiete, pero está bien la mención de las estrellas, que ya sugieren lo infinito. No sé si ustedes conocen toda la obra de Cansinos, yo no conozco nada, pero recuerdo quizá menos lo escrito que lo hablado por él, o lo sonreído por él (…). Además, quizá más importante que un libro es la imagen que este libro deja; quizá más importante que lo dicho por un hombre es la imagen que esos dichos o ese silencio dejan. Yo creo que Cansinos fue un gran maestro oral; bueno, también lo fueron Pitágoras, Jesús, el Buda, Sócrates. De la obra de él no sé qué perdurará, pero sé que su memoria personal perdura. Y además ese estilo psálmico, digamos, esas largas frases, siempre armoniosas, que no se perdían nunca. Yo he conocido a muchos hombres de talento, pero hombres de genio, no sé, hay dos que yo mencionaría: uno, un nombre quizá desconocido aquí, el pintor y místico argentino Alejandro Xul-Solar, y el otro, ciertamente, Rafael Cansinos Assens. Y quizá, pero sólo como maestro oral, Macedonio Fernández. Los demás eran meros hombres de talento.

«Coloquio», 1985










En Borges A/Z 
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Originales manuscritos y autógrafos
Epistolario Borges-Cansinos Assens
Fundación-Archivo Rafael Cansinos Assens 
Portada del libro Borges A/Z
Col. La Biblioteca de Babel

7/1/16

Jorge Luis Borges: Cita [texto bilingüe]









My memory is chiefly of books. In fact, I hardly remember my own life. I can give you no dates. I know that I have traveled in some seventeen or eighteen countries, but I can’t tell you the order of my travels. I can’t tell you how long I was in one place or another. The whole thing is a jumble of division, of images. So that it seems that we are falling back on books. That happens when people speak to me. I always fall back on books, on quotations. I remember that Emerson, one of my heroes, warned us against that. He said: «Let us take care. Life itself may become a long quotation.» 

Barnstone, 1982 



Mi memoria se compone, más que nada, de libros. En realidad, recuerdo con dificultad mi propia vida. No puedo darle fechas. Sé que he visitado diecisiete o dieciocho países, pero no podría decirle en qué orden. No sabría decirle cuánto tiempo estuve en un lugar o en otro. Todo es un revoltijo de divisiones, de imágenes. Una vez más, tendremos que recurrir a los libros. Siempre pasa lo mismo cuando se habla conmigo. Continuamente me remito a los libros, a las citas. Recuerdo que Emerson, uno de mis ídolos, nos previene contra esto. Decía: «Tengamos cuidado. La vida misma puede convertirse en una larga cita». 

[Traducción de Antonio Fernández Ferrer] 










En Borges A/Z 
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Ilustración: Infinito Borges
Por Alfredo Sabat, La Nación, 2006
Portada del libro Borges A/Z
Col. La Biblioteca de Babel

14/12/15

Jorge Luis Borges: Belleza








¿Los tranways de caballos y los compadritos que empezaban por un amejicanado chambergo gris y terminaban en botines de charol no solicitan acaso nuestra nostalgia? Hoy cantamos al gaucho; mañana plañiremos a los inmigrantes heroicos. Todo es hermoso; mejor dicho, todo suele ser hermoso, después. La belleza es más fatalidad que la muerte. 

El idioma de los argentinos, 1928 


Lo que cada uno puede conocer es muy poco, pero quizá a cada uno le sea dado lo esencial en distintas formas. Entonces, todas las sugerencias humanas son iguales o igualmente preciosas. Por ejemplo, yo no sé nada de literatura húngara, pero, sin duda, esa literatura tiene bellezas no inferiores a las literaturas que yo conozco. Sería muy raro que no existieran. Creo que a todo poeta le ha sido deparado escribir el mejor verso del mundo; a algunos muchos y a otros uno solo. Combinando palabras y soñando sería muy raro no haber dado alguna vez con el verso, que por un momento, sea único. La belleza no es un hecho raro, no es un hecho concedido a pocos hombres. Creo que la belleza nos acecha, y aquí vuelvo a recordar a Cansinos Asséns que formuló esta extraña plegaria a Dios: «¡Oh, Señor, que no haya tanta belleza!» ¡Estaba abrumado por la belleza! ¡Cómo se nota que era un verdadero poeta! ¡Una frase espléndida! 

«Coloquio», 1985








En Borges A/Z 
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Primeras Publicaciones:
«Coloquio», en Borges, J.L. y ot., Literatura fantástica, 1985
Foto de JLB en  'Borges: Cien Años'
Número Especial PROA, Julio/Agosto.1999
Portada del libro Borges A/Z
Col. La Biblioteca de Babel

28/11/15

Jorge Luis Borges: Cristo






Mi abuela decía —quizá gracias a sus comentarios empecé a interesarme en estos temas— que Cristo, si de veras cargaba con los pecados de todos los humanos, debe haber sido horrible, casi monstruoso. Y tal vez tenía razón. ¿Cómo un Dios que se hace hombre, que está a favor de los pobres de espíritu, de los humildes, de los desheredados de la tierra, va a autoconcebirse como un ser bello? Sería un acto injusto de Dios. Sería un acto racista de parte de Dios, imposible. Por eso, Cristo debe haber sido francamente feo y todas esas pinturas que nos lo muestran hermoso son pura tontería. Siempre he tenido una admiración muy especial por Cristo. Creo que es un pilar de la historia del mundo y que lo seguirá siendo, quizás inclusive más en el futuro.

Sin embargo, siento que hay algo que le sobra a Cristo. O que le falta, y que no lo hace todo lo simpático que fuera de desear. Por ejemplo, a mí me parece que Sócrates es más simpático. Y Buda también. En Cristo hay algo como de político que no acaba de convencer. Inclusive, por momentos me parece hasta demagógico. Por ejemplo, aquello de que los últimos serán los primeros. ¿Por qué? Es injusta esa aseveración. ¿Por qué? No lo entiendo. Y menos entiendo esa idea miserable de que los ricos no entrarán al Reino de los Cielos porque aquí, en la Tierra, ya recibieron su recompensa. Si el Reino de los Cielos es eterno, ¿cómo puede comparársele a unos cuantos años de supuesta felicidad aquí en la Tierra? Lo eterno no tiene derecho a competir con lo temporal. Es injusto lo de la condenación eterna. Yo no puedo creer en dolores que se prolonguen más allá de nuestra estancia en la Tierra, que ya es de por sí bastante doloroso. Pero no hablemos más de esto, por favor, alguien podría ofenderse. Los católicos son muy susceptibles. 


Solares, 1976 






En Borges A/Z 
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Primera publicación en el libro 
«Todo Borges y...» 
Entrevista con Ignacio Solares realizada en 1976
Edición especial de revista Gente, 27 de enero de 1977
Retrato de Jorge Luis Borges por Jorge Sclar 
Portada del libro Borges A/Z
Col. La Biblioteca de Babel



23/11/15

Jorge Luis Borges: Peronismo






Ya que todo hecho presupone una causa anterior, y ésta, a su vez, presupone otra, y así hasta lo infinito, es innegable que no hay cosa en el mundo, por insignificante que sea, que no comprometa y postule todas las demás. En lo cotidiano, sin embargo, admitimos la realidad del libre albedrío; el hombre que llega tarde a una cita no suele disculparse (como en buena lógica podría hacerlo) alegando la invasión germánica de Inglaterra en el siglo V o la aniquilación de Cartago. Ese laborioso método regresivo, tan desdeñado por el común de la humanidad, parece reservado a los comentadores del peronismo, que cautelosamente hablan de necesidades históricas, de males necesarios, de procesos irreversibles, y no del evidente Perón. A esos graves (graves, no serios) manipuladores de abstracciones prefiero el hombre de la calle, que habla de hijos de perra y de sinvergüenzas; ese hombre, en un lenguaje rudimental, está afirmando, para quienes sepan oírlo, que en el universo hay dos hechos elementales, que son el bien y el mal o, como dijeron los persas, la luz y la tiniebla o, como dicen otros, Dios y el Demonio.
Creo que el dictador encarnó el mal y que es un prejuicio suponer que su causa no fue perversa, por la sola razón de que hoy es una causa perdida.
«Una efusión de Ezequiel Martínez Estrada», 1956
Los diputados peronistas se disculpaban diciendo que eran peronistas para robar, no porque les pareciera bien el régimen.
Cortínez, 1967

En Antonio Fernández Ferrer & Jorge Luis Borges: Borges A-Z (1988)
La Biblioteca de Babel, 33

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A modo de complemento, citamos a  Bioy Casares que en su Borges (pág. 180) cuenta:

Miércoles, 18 de julio de 1956 
Me habla la madre de Borges: Martínez Estrada atacó a Borges, llamándolo «turiferario, vendido y envilecido», porque ha elogiado al gobierno;* él se queja, con orgullo, de su pobreza, que le impide fumar... Parece que Borges piensa contestar impersonalmente, con respeto por el escritor. ¿Por qué esa ficción, si sabe que es un hombre equivocado y tortuoso?

* Nota al pie de página 180

Al artículo de Borges en Acción, Martínez Estrada contestó con otro, en forma de diálogo imaginario, en Propósitos [10/7/56], en el que considera a los que opinan como Borges turiferarios a sueldo. Borges escribió en «Una efusión de Ezequiel Martínez Estrada» [S, nº 242 (1956)]: «Dije en Montevideo y ahora repito que el régimen de Perón era abominable, que la revolución que lo derribó fue un acto de justicia y que el gobierno de esa revolución merece la amistad y la gratitud de todos los argentinos». A lo de turiferario a sueldo, responde que «la injuria no me alcanza porque yo sé que la felicidad que sentí [...] cuando triunfó la revolución, fue superior a cuantas me depararon después honras y nombramientos... »




En Borges A/Z

A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Foto: Ezequiel Martínez Estrada
sin atribución de autor ni fecha (dominio público)


2/7/15

Jorge Luis Borges: Lluvia







El budismo niega el yo. Una de las ilusiones capitales es la del yo. El budismo concuerda así con Hume, con Schopenhauer y con nuestro Macedonio Fernández. No hay un sujeto, lo que hay es una serie de estados mentales. Si digo «yo pienso», estoy incurriendo en un error, porque supongo un sujeto constante y luego una obra de ese sujeto, que es el pensamiento. No es así. Habría que decir, apunta Hume, no «yo pienso», sino «se piensa», como se dice llueve. Al decir llueve, no pensamos que la lluvia ejerce una acción; no, está sucediendo algo. De igual modo, como se dice hace calor, hace frío, llueve, debemos decir: se piensa, se sufre, y evitar el sujeto.

JLB: Siete noches, 1980

Uno siente la lluvia y uno piensa: «Bueno, ésta es la lluvia de la infancia.»

Antonio Carrizo: Borges el memorioso, 1983





En Antonio Fernández Ferrer & Jorge Luis Borges: Borges A-Z (1988)
La Biblioteca de Babel, 33
Imagen: Monumento a Borges en la Biblioteca Nacional de Bs. As.
Foto Isaías Garde, abril 2014



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