3/4/18

Borges profesor: Anexo anglosajón (I): Fragmento final de la Gesta de Beowulf






Traducciones del inglés antiguo por Martín Hadis
  

La mayoría de los textos anglosajones a los que Borges hace referencia durante este curso han sido traducidos por él mismo al castellano (esto se indica en cada caso a pie de página ante la primera mención de cada poema).
Varios de los poemas que el profesor menciona no se encuentran, sin embargo, en ninguno de sus libros. Este anexo intenta complementar las clases con traducciones de aquellos textos anglosajones que no han sido traducidos por Borges y que son de hecho muy difíciles —si no imposibles— de encontrar en castellano.
Estos textos son:

• Fragmento final de la Gesta de Beowulf
• La «Oda de Brunanburh» (junto con la traducción de Tennyson, «The Battle of Brunanburh»)
• La «Batalla de Maldon»
• La «Elegía del Hombre Errante»
• «La Visión de la Cruz»
• Tres conjuros anglosajones.

Siguiendo el ejemplo de Borges, estas traducciones intentan ser literales; el uso de la prosa tiene la ventaja de preservar, además del sentido, la sencillez y la fuerza del verso original.

M.H.


En Borges profesor
Curso de literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires
Edición, investigación y notas: Martín Arias & Martín Hadis
Buenos Aires © María Kodama, 2000



Primer anexo: Fragmento final de la Gesta de Beowulf

La Gesta de Beowulf comienza con el funeral de Scyld Scefing y termina con el del protagonista. Tras su combate con el dragón, y ya herido de muerte, Beowulf pide que sus hombres erijan «en un cabo del océano un montículo brillante después del fuego funerario. Será un recuerdo para mi gente, irguiéndose alto sobre Hronesness, de manera que los navegantes, aquellos que conducen sus naves desde lejos sobre las aguas oscurecidas, lo llamarán el túmulo de Beowulf». Sus deseos son obedecidos. Siguiendo antiguas tradiciones, los geatas creman sus restos mortales. Erigen luego sobre ellos una bóveda «alta y ancha» que puede verse desde lejos en el mar.

Los geatas prepararon entonces para Beowulf una espléndida pira sobre el suelo, cubierta de yelmos, escudos y brillantes cotas de malla, tal como él lo había pedido. Los dolientes héroes hicieron yacer luego en su medio al famoso príncipe, a su querido señor. Encendieron luego sobre la colina el más grande fuego funerario. El humo ascendió, negro, sobre la conflagración, el crepitar de las llamas entretejido con los llantos —el viento se calmó— hasta que el fuego rompió la casa de los huesos539 e hizo arder su corazón.
Apesadumbrados, los guerreros lamentaban su pena y la muerte de su señor. Así también una mujer geata de cabellos trenzados cantó, angustiada, una canción de tristeza en honor de Beowulf, y dijo una y otra vez que temía los días de daño que vendrían: matanzas en gran número, terror de tropas, humillación y cautiverio. El cielo se tragó al humo.
Las gentes de Wederas540 erigieron entonces un túmulo sobre un promontorio; era alto y ancho, claramente visible para los navegantes de las olas. Construyeron en diez días el monumento del héroe, los restos del fuego541 rodeados por un muro, tan dignamente como pudieron diseñarlo los hombres más sabios. Pusieron en el túmulo anillos y collares, todas aquellas joyas que habían obtenido antaño como botín. Entregaron al suelo el tesoro de los guerreros; dejaron el oro en la tierra, donde aún permanece, tan inútil para los hombres como antes lo era.
Cabalgaron luego alrededor del túmulo doce guerreros, todos hijos de nobles. Querían decir su pesar, lamentar a su rey, recitar su elegía y hacer su alabanza. Exaltaron su hidalguía y sus hazañas y elogiaron su virtud, como corresponde que un hombre alabe con palabras y aprecie en sentimiento a su señor, cuando a éste le llega el turno de ser conducido más allá de su cuerpo.
Así lamentaron los geatas la caída de su señor. Dijeron que era entre los reyes del mundo el más suave de los hombres y el más gentil, el más amable con su pueblo y el más ansioso de alabanza.


Notas a esta primera parte del Anexo anglosajón:

539 «La casa de los huesos» es un kenning para «el cuerpo».
540 Los geatas.
541 «Los restos del fuego»: se trata obviamente de las cenizas de Beowulf.


Imagen: Borges (sin atribución de autor y fecha)
en Revista Ñ n° 21 del año 2006. Archivo Clarín



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