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17/7/15

Jorge Luis Borges: Postal a Leonor Acevedo con imagen de la Casa Rosada







25 de diciembre

Dearest Mother: disculpa la horreur fadasse -la frase es de Verlaine- del reverso, apta (como decía Heine de los alemanes que lo visitaban en París) para preservarte de la nostalgia. Mucho me alegraron tus líneas y las de Norah. El veinticuatro vi un film mediocre, pero que me conmovió y que me gustaría rever contigo: Marie Louise, tomado en los cantones centrales de Suiza, con cielos, nubes y montañas enternecedoras. Hablando de montañas, ¿cómo anda The tree of life de Machen? Mandie ya está ilustrándolo. En estos días salió la revista; pronto la recibirán. Mañana iré a lo de Ortiz Basualdo, se discutirá el destino de la revista, no demasiado claro, por cierto. Madre, te extraño muchísimo. El inconexo estilo de esta tarjeta y la creciente degeneración de la caligrafía te indicarán, acaso, el opresivo calor que aquí nos agobia. Ya sabrás que la operaron a Clota; sigue mejor. Abrazos a Norah y a las chicas. 

Yours ever

Georgie

El turrón, riquísimo.






En Nicolás Helft, Borges. Postales de una biografía
Buenos Aires, Emecé, 2013 


10/7/15

Carta*: "Borges y el crimen de la guerra", de Manfred Schönfeld







En La Prensa del 1º de setiembre he leído, no sin asombro, el artículo “Borges y el crimen de la guerra” del señor Manfred Schönfeld.
Es común y a veces necesario tener que defenderse de un agresor; mi curioso destino quiere ahora que me defienda de un defensor.
El señor Schönfeld empieza por recordarme el supuesto axioma de derecho internacional My country right or wrong (Que tenga o no razón, es mi país). Admitido ese arbitrario dictamen, ambos bandos tendrían razón en cualquier guerra. ¿Será preciso declarar que yo no lo admito, ni siquiera en inglés? Tampoco lo acataron Bertrand Russell, Hilaire Belloc y Cunninghame Graham. En el caso de la Guerra de los Seis Días, por ejemplo, creo que los israelíes tenían razón al defender su país, no así los egipcios y los árabes, que fueron arrastrados a la batalla por la radiotelefonía y los demagogos. En lo que se refiere a la Guerra de la Independencia, en la que fuimos compañeros de armas chilenos y argentinos, entiendo que no hay motivo alguno para avergonzarnos de las jornadas de Chacabuco y de Maipú. Yo afirmé que la guerra que nos amenaza sería una insensatez y un crimen, no que todas las guerras lo sean.
En cuanto al copioso arsenal que ha coleccionado a lo largo de una obra de medio siglo el autor del artículo, básteme aclarar que no me identifico con esos armamentos. No he exaltado el “sórdido cuchillo” (el adjetivo es mío) de Juan Muraña; mis milongas de orilleros no son didácticas. No soy ninguno de los dos hermanos Nielsen de “La intrusa”. Acusarme de ello sería como acusar de piratería en alta mar a Robert Louis Stevenson, cuyas hermosas páginas abundan en bucaneros.
Creo que el señor Schönfeld nos calumnia cuando supone que “el sentir colectivo de nuestro país” anhela una guerra. Ésta constituiría un doble suicidio, que sólo sería saludado con entusiasmo por el enemigo común.
Escribe mi apologista: “Si algún día, en un punto de alguna frontera que preferimos no precisar, un soldado argentino que quizá no haya leído el ‘Poema conjetural’ sintiese un ‘íntimo bayonetazo’ en su garganta, ¿dirá Jorge Luis Borges que la guerra es un crimen, o dirá que ese soldado, se ha encontrado con ‘su destino sudamericano’?”. Precisamente si me opongo a una guerra es para salvar a ese joven, argentino o chileno (los hombres no se miden con mapas), de la bayoneta que el señor Schönfeld agrega a su ya considerable panoplia.


* En diario La Prensa, Buenos Aires, 6 de septiembre de 1978, con el título “Los hombres no se miden con mapas”.

Nota

A raíz de las declaraciones de Jorge Luis Borges en Chile sobre el conflicto del canal de Beagle, en las que había afirmado que una guerra entre la Argentina y Chile sería una “insensatez”, el periodista Manfred Schönfeld acusó a Borges de idolatrar constantemente la violencia en su obra literaria, y de oponerse ahora a una solución bélica. Borges le contesta con la carta firmada que aquí reproducimos.
Tres años más tarde, el 11 de mayo de 1981, el diario El Mercurio de Chile publicó una entrevista a Jorge Luis Borges titulada “Borges y la Guerra con Chile: Un conflicto imaginario”. Este reportaje fue recogido por la revista Papiro, Buenos Aires, Año VI, Nº 20, mayo-agosto de 1981. (N. del E.)



En Textos recobrados 1956-1986
Buenos Aires, Emecé Editores, 2003
Foto: Borges en Palermo (Sicilia), 1984 por Ferdinando Scianna/Magnum [detalle]


23/6/15

Jorge Luis Borges: Postal a Guillermo de Torre desde Ginebra (1920)









Ginebra, 5 junio 1920

Señor Guillermo de Torre - Ateneo
Calle del Prado- Madrid - Espagne

Salud, Torre avanzada. ¿Qué te parece el pseudo-clasicismo ñoño del sileno ese?
Te lo envío desde Jinebra (sic) tierra hasta ahora invenciblemente monda y desnuda de ULTRA pero abundantemente provista de alcoholes prostitutas chocolate formalidades y midinettes.
Te extiende 5 dedos arborescentes
Jorge Luis Borges



En Nicolás Helft, Borges. Postales de una biografía
Buenos Aires, Emecé, 2013 
Vía La Nación, 27 de septiembre de 2013



8/4/15

Jorge Luis Borges: Postal con busto de Sarmiento, escrita a Leonor Acevedo desde Resistencia







Dearest Mother: De Resistencia, que no es una gran ciudad (y quizá, agregaría Paul Groussac, el epíteto huelga), te dará una idea suficientemente monótona y desarreglada la imagen del reverso. El hotel es una versión territorial del hotel provinciano de Santiago. La gente es muy simpática; anoche comí con una hija de Gerchunoff y con su marido. Ayer hablé (entiendo que bien) sobre los poetas gauchescos: "Vaya un cielito rabioso", etc.; hoy sobre Almafuerte; mañana sobre Banchs y Lugones. Afectos y un abrazo. 
¿Qué tal Folio on Mary White, o lo que sea? 
Georgie 

Los días son calurosos; las noches (a juzgar por la única que he pasado) son más bien frías.




En Nicolás Helft, Borges. Postales de una biografía
Buenos Aires, Emecé, 2013 
Vía La Nación



29/3/15

Jorge Luis Borges: Postal a Leonor Acevedo desde Islandia (1971)










Reykjiavik
14 Abril 1971

Querida madre: mucho más increíble que Islandia es el hecho de que María Kodama haya arribado aquí, con noticias tuyas. Reykiavik es menos monumental que la Municipalidad de Lomas e infinitamente más linda, por extraño que parezca. Muchison (en cuya casa paré un par de días en Cambridge) te manda sus afectos, así como Joan Alonso, los Marichal, el gran poeta -es decir Guillén, no Magdalena Harriague, Anderson Imbert, Pezzoni, and so on and so forth. Me siento muy feliz y estoy contando los días para la vuelta. 

Un beso
Georgie

Norah, siempre pienso en ustedes y en el jardín desde el balcón

Letra de Thomas Di Giovanni


En Nicolás Helft, Borges. Postales de una biografía
Buenos Aires, Emecé, 2013
Vía La Nación



13/3/15

Macedonio Fernández: Carta a Borges








Querido Jorge Luis:

Iré esta tarde y me quedaré a cenar si hay inconveniente y estamos con ganas de trabajar. (Advertirás que las ganas de cenar las tengo aún con inconveniente y sólo falta asegurarme las otras).

Tienes que disculparme no haber ido anoche. Soy tan distraído que iba para allá y en el camino me acuerdo de que me había quedado en casa. Estas distracciones frecuentes son una vergüenza y me olvido de avergonzarme también.

Estoy preocupado con la carta que ayer concluí y estampillé para vos; como te encontré antes de echarla al buzón tuve el aturdimiento de romperle el sobre y ponértela en el bolsillo: otra carta que por falta de dirección se habrá extraviado. Muchas de mis cartas no llegan, porque omito el sobre o las señas o el texto. Esto me trae tan fastidiado que rogaría que se viniera a leer mi correspondencia en casa.

Su objeto es explicarte que si anoche vos y Pérez Ruiz en busca de Galíndez no dieron con la calle Coronda, debe ser, creo, porque la han puesto presa para concluir con los asaltos que en ella se distribuían de continuo. A un español le robaron hasta la zeta, que tanto la necesitan para pronunciar la ese y aún para toser. Además los asaltantes que prefieren esa calle por comodidad, quejáronse de que se la mantenía tan oscura que escaseaba la luz para su trabajo y se veían forzados a asaltar de día, cuando debían descansar y dormir.

De modo que la calle Coronda antes era ésa y frecuentaba ese paraje, pero ahora es otra; creo que atiende al público de 10 a 4, seis horas. Lo más del tiempo lo pasa cruzada de veredas en alguna de sus casas: quizá anoche estaba metida en lo de Galíndez: ese día le tocó a él vivir en la calle.

Es por turnos y éste es el de que yo me calle.





Fernández Macedonio. Epistolario (Obras Completas, II)
Buenos Aires, Corregidor, 1991
Texto propuesto por Francisco Alvez Francese [FB] 
Fuente imagen: Macedonio Fernández. Caricatura por Damián Flores Llanos


2/3/15

Carta de Jorge Luis Borges a Rafael Cansinos Assens (II)







Rafael:

Van escoltando estos renglones un ejemplar del periódico Martín Fierro, en el cual -con una luz encendida en su propia lumbre sabática- trato de definirlo a Ud. y el cuarto número de Proa, única revista de criollos en esta itálica ciudad de hombres en erri, en ini y en elli... Siento algún bochorno de haber sido tan pródigo de mi silencio entre los libros con que me ha regalado Ud -exornados de bellas e injustas dedicatorias- y le ruego no crea por ello en menoscabo alguno en mi admiración. Juzgo excelentes Los Temas Literarios y sólo inferiores en continuidad de belleza al Divino Fracaso y a la levantada ironía de Estética y Erotismo de la Pena de Muerte.

En una librería de viejo del Paseo de Julio (cerca de las palmeras y de la inquietud salubre de la Dársena Norte) conseguí un ejemplar de Candelabro, en el que está prefigurada la obra ulterior de Ud.

El ultraísmo alienta fuertemente aquí. Supongo habrán llegado a sus manos Prismas de Sánchez Larrea, Hombres de Otoño del chileno Segual y La Calle de la Tarde de Nora Lange, de cuyo prólogo fue culpable mi pluma y que me gusta con ahínco. A mí los días me los ocupan los quehaceres de la revista y la escritura de un libro de ensayos que saldrá a mediados del novecientos veinticinco. Aquí es vivaz la primavera y viene de los bosques y de los esteros del Norte.

Suyo con admirativa amistad
Jorge Luis Borges y
Saludos afectuosos de Norah y de los compañeros Güiraldes, Macedonio Fernández y Evar Méndez







28/2/15

Carta de PROA a escritores jóvenes de habla española






Compañero y amigo: 

Hemos querido, desde el principio, que PROA, haciendo justicia a su nombre, fuera una concentración de lucha, más por la obra que por la polémica. Trabajamos en el sitio más libre y más duro del barco, mientras en los camarotes duermen los burgueses de la literatura. Por la posición que hemos elegido, ellos forzosamente han de pasar detrás nuestro en el honor del camino. Dejemos que nos llamen locos o extravagantes. En el fondo son mansos y todo lo harán menos disputarnos el privilegio del trabajo y la aventura. Seamos unidos sobre el trozo inseguro que marca rumbo. La proa es más pequeña que el vientre del barco, porque es el punto de convergencia para las energías. Riamos de los que rabian sabiéndose hechos para seguir. Sus ataques no llegan porque temen. PROA vive en contacto directo con la vida. Ha dado ya sus primeros tumbos en la ola y se refresca de optimismo por su voluntad de vencer distancias. Hoy quiere crecer un día más. Por eso le escribe a Vd. Denos la mano de más cerca para ayudar este crecimiento. 

Pronto la respuesta.

Jorge Luis Borges
Brandan Caraffa
Ricardo Güiraldes
Pablo Rojas Paz


Transcripción en Textos recobrados 1919-1929
Buenos Aires, Emecé, 1997
Encabezado:
PROA ha mandado hace unos pocos días la siguiente nota a varios escritores jóvenes de habla española.
A continuación: 
Ya hemos recibido respuestas de Francisco Luis Bernárdez, de Macedonio Fernández, de Pedro Leandro Ipuche, de Salvador Reyes y de Fernán Silva Valdés, los cuales quedan incluidos en el cuerpo de escritores de PROA. 


* Proa, segunda época, Buenos Aires, Año 2, N" 9, abril de 1925. Y además en Proa, segunda época, Buenos Aires, Año 2, N° 11, junio de 1925.






9/2/15

Carta de Jorge Luis Borges a Rafael Cansinos Assens (I)








Admirado amigo y maestro:

Sincrónicamente con esta carta le envío varios ejemplares de la revista mural PRISMA, que hemos creado unos compañeros ultraizantes y yo, y en la cual -acaso por vez primera- se ofrenda el hallazgo lírico sin propósito mercantil ni gesto solemne.

Ignoro si mi proyecto peca de occidental o de islámico.

Le saluda,
Jorge Luis Borges

c/c Bulnes 2216
Buenos Aires









11/12/14

Cristina Parodi: Jorge Luis Borges, Cartas del fervor (1919-1928)




Al hojear Cartas del fervor los lectores tenemos la inmediata y regocijante impresión de que en el campo de la edición de obras de Borges están soplando nuevos aires. Nos sorprende una edición cuidada, que reúne textos que sin reparos podemos atribuir a Borges, ordenados según las fechas reales o posibles –pero debidamente fundamentadas como posibles- de su escritura, precedidos por un estudio introductorio de alguien que conoce de cerca su obra (en este caso, Joaquín Marco); comprobamos también que por primerísima vez los textos van acompañados de un sólido aparato crítico (acertadamente confiado a un especialista: Carlos García), de una noticia responsable sobre los nombres citados y una bien confeccionada lista de la bibliografía de y sobre Borges mencionada en el volumen. La grata impresión del lector se refuerza al recorrer las secciones dedicadas a las 25 cartas de Borges a Maurice Abramowicz (presentadas en su versión original francesa y la correspondiente traducción de Marietta Gargatagli) y a las 46 cartas enviadas a Jacobo Sureda. En los dos casos, los textos van precedidos por una semblanza de ambos amigos de Borges y están reproducidos en forma integral, sin descartar tachaduras o agregados. Sin embargo, el lector no puede dejar de advertir que los “nuevos aires” no han logrado purificar plenamente el ambiente editorial en que está inmersa la obra de Borges. El primer indicio lo proporciona el título del volumen, Cartas del fervor, que encierra al menos un riesgo: si este libro llega a correr el destino de otros –como fue el caso de Textos cautivos- no tardará en ser incorporado a las Obras Completas, que pasarían así a cobijar otro volumen de Borges que él nunca escribió y que –si hubiera llegado a escribir- casi seguramente habría bautizado con otro nombre. Segundo indicio: Cartas del fervor se abre con una “Nota del editor”; el lector atento, que ya ha leído la carátula, supone que la nota proviene de Cristóbal Pera, a cuyo cuidado ha estado la edición del libro; no obstante, es Hans Meinke –tal vez vinculado con alguna de las empresas editoriales- quien no sin emoción recuerda el día en que las cartas de Sureda, provenientes de Mallorca, pasaron por Barcelona en viaje a París, celosamente custodiadas por María Kodama, “verdadero ángel defensor del grandioso legado borgiano”. Una edición que cuenta con los méritos arriba señalados debería haber renunciado al juego de palabras y preferido la sobriedad de un título descriptivo -como, por ejemplo, el que aparece confinado al pie de la cubierta: Correspondencia con Maurice Abramowicz y Jacobo Sureda (1919-1928)-. Y sin duda, también debería haber ahorrado al lector la confusión –e incluso la lectura- de las anecdóticas páginas de Meinke.









Jorge Luis Borges: Cartas del fervor. Correspondencia 
con Maurice Abramowicz y Jacobo Sureda (1919-1928), 
Barcelona: Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores, Emecé, 1999
Escribe Cristina Parodi, de Buenos Aires

Imágenes de otro fervor: Cartas que sus lectores dejaron en la tumba en Ginebra
Foto  Archivo La Nación


18/11/14

Carta con la signatura de Borges al director del FCE en México, Arnaldo Orfila, asegurando su colaboración






Transcripción

Buenos Aires Noviembre 6 / 958

Querido amigo: Me siento muy honrado y complacido con que haya pensado en mí para prologar el libro que me anuncia; siendo hecho con tan noble material comprendo su importancia. Ud. sabe la gran amistad que me unió a Henriquez y el respeto que me inspiró siempre su inteligencia y su saber. Cuente pues con mi colaboración que no será extensa por los motivos que usted conoce pero sí llena de emocionado afecto. Con saludo a los amigos mexicanos en particular a Reyes, lo abraza suyo siempre
(Firma de JLB) 
s/c Maipú 994 Le ruego dos líneas para saber que estas líneas le llegaron.



Léase "el prometido prólogo (a la Obra crítica de Pedro Henríquez Ureña) en Prólogo con un prólogo de prólogos."


Dice allí Borges: "Otro diálogo quiero rememorar, de una noche cualquiera, en una esquina de la calle Santa Fe o de la calle Córdoba. Yo había citado una página de De Quincey en la que se escribe que el temor de una muerte súbita fue una invención o innovación de la fe cristiana, temerosa de que el alma del hombre tuviera que comparecer bruscamente ante el Divino Tribunal, cargada de culpas. Pedro repitió con lentitud el terceto de la Epístola moral: ¿Sin la templanza viste tú perfecta alguna cosa? ¡Oh muerte, ven callada como sueles venir en la saeta! Sospechó que esta invocación, de sentimiento puramente pagano, fuera traducción o adaptación de un pasaje latino. Después yo recordé al volver a mi casa, que morir sin agonía es una de las felicidades que la sombra de Tiresias promete a Ulises, en el undécimo libro de la Odisea, pero no se lo pude decir a Pedro, porque a los pocos días murió bruscamente en un tren, como si alguien —el Otro— hubiera estado aquella noche escuchándonos."


Agradecemos el documento y nota a Andrés Miguel Blumenbach 
y la transcripción de la carta a  Biti Robson



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