28/10/18

Jorge Luis Borges: Ricardo Molinari, "El imaginero"






Ricardo E. Molinari es hombre pudoroso de su alma y sólo comunicativo de ella por símbolos. Lo circunstancial de su vida no está en las páginas confesadas por él; pero sí la traducción de ésta en aceptaciones, en corazonadas, en gratitudes. Nombra las cosas como agradeciéndoles el favor que nos hacen con existir. Su concepto del idioma es hedónico: las palabras le son gustosas, pero no las de tamaño y de majestad, sino las de cariño y de estimación. Es poeta de Buenos Aires, de la íntima sustancia provinciana de Buenos Aires. El arriate prolijo, la engalanada vela de la Candelaria que es conjuradora de lluvias, las sucesiones y como dinastías de patios que hay en las casas viejas, condicen bien con él. Es poeta de agrados, es una presencia inusitadísima de poesía en nuestra "poesía" y no se arrepentirá el que lo busque. 

Cinco lugares de su libro quiero manifestar. El primero es esta imaginación del amor, que tal vez no marre: En qué piedad o dulzura se irán aclimatandolas cosas que ella mira! El segundo es una tácita declaración por virtud de la palabra nuestra, emparejadora en él de dos porvenires: Qué hacer de nuestras vidas, María del Pilar. El tercero es una descripción del recuerdo, gusto americanísimo, pues el ayer de nuestra casa es otro que el hoy: Este agobio —en que voy por mi memoria- corrigiendo el pueblo. El cuarto es esta gran palabra patética: Con cuatro golpes de campanas supe que ya serían distintas mis mañanas. El quinto, de eficacia menos apresurada, dice la correlación de los hombres y la inseguridad o pobreza de cada yo: Lo ajeno y lo propio de lo que he vivido. Escribí de líneas, pero la integridad de algunas composiciones —La oda descalza, el Poema de la niña velazqueña, las dos Veletas, la Elegía para un pueblo que perdió sus orillas, el Poema del almacén es tan fina y agradable como sus partes. Dos mitos, dos reverencias volvedoras, las de El imaginero. Una es el mar, el no mirado mar soñado y encariñado desde nuestro polvoriento hinterland del oeste Liniers, Urquiza; otra es la costumbre, con las vivencias que por ella están gobernadas: la tarde, el amistoso amor, la luna en el hueco.




























En El idioma de los argentinos (1928) [R]
© 1995 María Kodama
© 2016 Buenos Aires, Penguin Random House


Imagen arriba: Ricardo Molinari (sin data) vía
Abajo: Cover, Editorial PROA, 1927
Portaba con ilustración de Norah Borges



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