3/3/17

Jorge Luis Borges: Carta a Maurice Abramowicz








[No fechada]

Acabo de hojear Clérambault de Romain Rolland: apuesto que ese viejo burgués hablará de su papel puro durante la guerra y de la fraternidad, comprensión, etc., hasta el día de su muerte. Apollinaire ha cometido poemas chauvinistas como Una estrella de sangre me corona para siempre, pero eso vale más quizá que la indecencia espiritual de un hombre como Rolland. La descendencia de Whitman me harta. ¡Janker funesto! Los alemanes y los franceses se odian porque en el fondo son la misma cosa: arribistas de la cultura. Han producido hombres de genio, está bien, pero nunca hay que juzgar a las razas por sus excepciones. Y el pueblo es tan bárbaro en Francia como en Suiza, como en Alemania y como en Inglaterra. Mira a las mujeres del pueblo de Ginebra. Es horrible, ¿no? Y bien, aquí, en España, en Italia, en Grecia, el pueblo está bien: las mujeres saben caminar, sonreír, mirar, bajar los ojos... Y eso es un arte... Mientras que en la época en que nosotros (nosotros, étnicamente) escribíamos los salmos, Europa no era nada. Si no eres un griego o un español, la única manera de tener un poco de cultura en los huesos, es ser judío como tú. O italiano o moro... La pluma que se fatiga. Los lugares comunes que faltan. El alcohol que se disipa. ¡La noche y las mujeres! ¡Y los balcones escondidos! ¡Y la jovencita (¡13 años!) que esta mañana me hizo el insigne regalo de su sonrisa!




En Cartas Francesas (1996)
Versión castellana de Hugo Becacecce

También en Cartas del fervor. Correspondencia 

con Maurice Abramowicz y Jacobo Sureda (1919-1928) 
Barcelona: Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores, Emecé, 1999
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