No he recobrado tu cercanía, mi patria, pero ya tengo tus estrellas.
Lo más lejano del firmamento las dijo y ahora se pierden en su gracia los mástiles.
Se han desprendido de las altas cornisas como un asombro de palomas.
Vienen del patio donde el aljibe es una torre inversa entre dos cielos.
Vienen del creciente jardín cuya inquietud arriba al pie del muro como un agua sombría.
Vienen de un atardecer de provincia, lacio como un yuyal.*
Son inmortales y vehementes; no ha de medir su eternidad ningún pueblo.
Ante su firmeza de luz todas las noches de los hombres se curvarán como hojas secas.
Son un claro país y de algún modo está mi tierra en su ámbito.
* En la edición de 1925:
"Vienen de un lacio atardecer de provincia, manso como un yuyal."
En Luna de enfrente (1925)
Tomado de la edición corregida de 1969
en Obra poética 1923-1985
© María Kodama & Emecé (Buenos Aires, 1989)
Foto: Borges en 1970 (Gentileza de M. E. de Miguel)
incluida en Encuesta a la literatura argentina contemporánea
Buenos Aires, CEAL, 1982