26/2/19

Jorge Luis Borges: Nota sobre el ultraísmo (1966)






Durante las primeras décadas de este siglo surgieron grupos de escritores que tomaron la singular decisión de ser contemporáneos, actuales, como si fueran habitables el pasado y el porvenir y no fuera fatal el presente. Ser moderno, tal es el único deber, ordenó Hermann Bahr. Estos grupos adoptaron diversos rótulos; fueron expresionistas, futuristas, cubistas, imagistas, vorticistas, creacionistas y dadaístas. De todos ellos los primeros, que ejecutaron su labor en Alemania y Austria, me parecen hoy los más importantes. Al cabo de los años perduran en mi memoria líneas y estrofas de Johannes Becher o de Wilhelm Klemm. Hay además un libro de aquel tiempo, que de algún modo justifica y condena lo que se dio en llamar “moderno”: el ilegible pero a veces espléndido Ulises de James Joyce. Lo demás es polvo y ceniza. ¿Qué esperar o qué no esperar de volúmenes titulados Horizon carré o, con cursilería no digna de Vargas Vila, Manual de espumas

Aquí, como en todas las regiones de lengua hispánica, las cosas ocurrieron un poco tarde. Fundamos o, mejor dicho importamos el ultraísmo, ya prohijado irónicamente en España por el gran escritor judeo-andaluz Rafael Cansinos Assens. La primacía de la metáfora fue su dogma. Ese dogma era falso; en buena lógica, basta un solo buen verso no metafórico para probar que la metáfora no es un elemento esencial. He aquí una estrofa: 

Yo deliré de hambre muchos días
y no dormí de frío muchas noches,
para salvar a Dios de los reproches
de su hambre humana y de sus noches frías.

Otra:

Al promediar la tarde de aquel día,
cuando iba mi habitual adiós a darte,
fue una vaga congoja de dejarte
lo que me hizo saber que te quería.

Nos ocurrió además un percance. Nuestra “revolución”, según lo he señalado muchas veces, ya había sido prefigurada y superada por el Lunario sentimental (1909) de Lugones y, en lo que a prosa se refiere, por El payador, que data del 16. 

En la biblioteca de Alejandría los primeros editores de Homero inventaron la puntuación; unos dos mil años después, los poetas jóvenes rechazamos esa innovación peligrosa. Igualmente severos nos mostramos con las letras mayúsculas.

En cuanto a la demasiado polémica Boedo-Florida*, que hoy se estudia en las aulas, fue un ardid periodístico tramado por Ernesto Palacio y Roberto Mariani. Yo hubiera preferido militar en el grupo de Boedo, ya que mis composiciones, entonces, trataban del suburbio, pero Evar Méndez me informó que ya estaba inscrito en el de Florida. 

En memorables noches discutimos largamente de estética; nuestra obra, mala o buena, vendría después.  

Abril de 1966


Véase también "Florida" y "Boedo" 
Asimismo, ver la entrada posterior del blog, Ultraísmo de 1920/21, 44 años después.


* En revista Testigo, Buenos Aires, Año 1, Nº 2, abril-mayo-junio de 1966

Luego, en Textos recobrados 1956-1986 (1987)
Edición al cuidado de Sara Luisa del Carril y Mercedes Rubio de Zocchi
© 2003 María Kodama
© 2003 Editorial Emecé

Imagen: Placa en Puerta del sol - Madrid
Foto (otra versión):  Miguel Ruibal [+] [TW] [FB] 1998

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