15/11/15

Adolfo Bioy Casares: "Borges" (enero 1955)








Sábado, lº de enero. Contratapas para «El Séptimo Círculo». Visito a Borges. Le digo a su madre que, si Borges quiere ir a los Estados Unidos, me ofrezco para acompañarlo.
Borges me cuenta que Margarita Bunge le dijo: «Usted tiene que pensar que si pierde el ojo, pierde muy poco. Lo importante es usted, no su ojo». BORGES: «Qué falta de imaginación. O qué fe en el pensamiento. Bueno, los estoicos parecen creer lo mismo. Dicen: "El hombre virtuoso es feliz y no se preocupará de lo que le pasa". O tal vez todo eso equivalga a decir que mientras uno piensa en una cosa no puede pensar en otra; que mientras uno piensa en una de esas frases no puede pensar en su desgracia. Lo mismo sería decir: Babebibobu. En Alice in Wonderland hay un personaje que dice: "piense que está sentado, piense que tiene piernas, que tiene cuerpo, y no pensará: soy desdichado"».(1)
Sobre el comunismo, dice: «A la gente le gusta, porque les da un carácter y un grupo de amigos. En cuanto a las opiniones, también las dan desde Moscú, y como esas opiniones cambian según los momentos, nadie se aburre».

Lunes, 3 de enero. Visita a Borges: Silvina, Mastronardi, Victoria.

Martes, 4 de enero. A las cuatro y media, con los Borges en el consultorio de Malbrán. Mientras lo revisan, la madre me cuenta que, después de una operación, Borges dio un grito porque desde su cuarto vio el número 10 de un tranvía que pasaba por la calle Quintana: «¡Madre, veo el 10!». Cuando vio por primera vez las estrellas, dijo: «¡Cuántas estrellas! »; la noche siguiente, con tristeza: «No creo que la operación dé gran resultado; ya no veo las estrellas». No había estrellas esa noche. 
Luego de doce años de ceguera, el médico preguntó al padre de Borges, ya operado: «¿Qué ve?». «Las manos de Leonorcita.» «Ahora mire para arriba, vea la cara.» 
Malbrán anuncia que lo operarán el jueves. BORGES: «Mejor que me operen. Estoy viendo muy mal». 

Jueves, 6 de enero. Silvina y yo buscamos a los Borges a las ocho menos cuarto de la mañana. En el sanatorio hay signos de que operarán a Borges hoy mismo. Entra una enfermera y pregunta: «¿Ya lo premedicaron?» A continuación, la misma enfermera, un médico brusco, una inyección. 
Borges vuelve a decirme que va a escribir sobre mi libro;(2) lo compara con Don Segundo Sombra. Es el mismo mito; pero como hoy puede escribirse. Habla también del mito de la pelea a cuchillo y de la desilusión que tuvo cuando comprendió que sus antepasados habían peleado con sables y con lanzas. 
Me cuenta de un payador de Lomas de Zamora, al que oyó con un señor Castro y con un doctor Fonrouge; dijo el payador: 

Y yo que apenas me arrastro 
saludo a Felipe Castro 
y también con mucho orgullo 
saludo al doctor Fonrullo. 

La operación duró unos cuarenta minutos. Malbrán me dijo: «Este hombre va a andar bien». La madre de Borges se echó a temblar. 

Sábado, 8 de enero. Borges ve: vio ayer la mano de Malbrán; a través de la ventana, percibe la luz. 

Domingo, 9 de enero. Por la mañana, vamos con Silvina a visitar a  Borges; está dictando un poema sobre Cervantes.(3) Lo visito otra vez por la tarde. 

Lunes, 10 de enero. Por la mañana estoy con Borges y con Delfina Mitre. 

Martes, 11 de enero. Borges me refiere sueños que se repiten: desciende por una caverna o por un cilindro vertical; en las paredes hay puertas de bronce, cerradas; a medida que él desciende, la oscuridad aumenta. Otro sueño: camina por los alrededores de La Plata, entre casitas con corredor (veranda, dijo), cerradas; él va hundiéndose en el barro; la penumbra se acentúa. 

Viernes, 14 de enero. Borges ha pasado una noche bastante mala. Voy a visitarlo; están Fernández Latour y César Dabove. Hablan de un tal Pancho Posse que, para dar un espectáculo a unas visitas, soltó en su estancia cuatro caballos incendiados, que corrieron profiriendo gritos. Comentan la progresiva mansedumbre del país: en el 90 la gente cazaba vigilantes; éstos, desesperados, preguntaban (como los judíos) el motivo: «¿Por qué nos matan?». Dabove —o Fernández Latour— habla de un gobernador Martínez de Hoz, que se atrincheró en La Plata contra un posible ataque del gobierno central; el jefe de las fuerzas explicaba: «Por aquí no pueden entrar porque tenemos el piquete; por aquí tampoco porque están las ametralladoras; etcétera». Martínez de Hoz preguntó: «¿Y por esta calle?». «No —le contestaron—, por esa calle no, porque es contramano.» Borges imagina a un hombre perseguido por un oso que de pronto empieza a gritar, para detenerlo: «¡Contramano! ¡Contramano! ». 

Sábado, 15 de enero. Visito a los Borges. 

Domingo, 16 de enero. Visito a Borges antes del almuerzo. Están Peyrou, César Dabove, Margarita Bunge, Adela Grondona. 

Lunes, 17 de enero. Vamos con Silvina a Galería Bonino. Aparece Mujica Láinez, que opina, bromea y, mirándose en el espejo, declara que esta mañana está particularmente contento consigo mismo. Cuando nos retiramos, pregunta: «¿A dónde van?» BIOY: «A ver a Borges». MUJICA LAINEZ: «Los acompaño si me invitan a almorzar». Visitamos —los tres— a Borges. BIOY: «Alicia Jurado sigue llamándome para venir, conmigo, a visitarte. ¿Qué hago?» BORGES: «Postergarla». 
BORGES: «Mallea tiene el secreto del error para elegir nombres para personajes de novelas; cree que los nombres son infinitos, que puede poner Gúmez en vez de Gómez. He descubierto que la repugnancia contra ciertas asociaciones de letras cacofónicas proviene de una costumbre visual; si uno no ve las palabras, sin dificultad pronuncia un final con s seguido de un comienzo con s». Advierto que Manucho no ha oído hablar de estas minucias: despreocupado de la 5, serpiente del jardín del poeta, llamó Lucio Sansilvestre al único personaje con apellido de Los ídolos

Martes, 18 de enero. Hablamos de Dickens, por teléfono, con Borges. Éste se refiere a la superstición de su familia con respecto a Bleak House. cuando alguien lo lee, alguien muere: «¿Qué se podría hacer con eso en un relato? Tal vez mostrar el sorpresivo odio de un personaje por otro; tal vez, el último consuelo de un tirano en el destierro. Unas personas que viven en Inglaterra, exóticas por la bebida que toman y por ciertas mantas: Rosas disponiéndose a leer, echa una extraña mirada sobre su querida hija o sobre su noble amigo el doctor X. O un tirano antiguo, pomposamente nombrado Hijo del Trueno, Hermano del Sol, etcétera, furtivamente echa mano al libro en un momento de descuido de su esclavo». 
Llegan nuevas pruebas de Los orilleros y El paraíso de los creyentes. 

Miércoles, 19 de enero. Visito a Borges. Me dice que ha descubierto que algunas comparaciones con flores llevan otra comparación implícita; en su poema sobre la batalla de Junín,(4) en que se compara la batalla con una rosa: 

...para él había florecido esa rosa: 
la encarnada batalla de Junín. 

¿Qué otra comparación hay implícita? Con una mujer. BORGES: «Parece vanidoso citar unos versos míos, ha de haber miles de ejemplos, sólo se me ocurre éste. Cuando el poema habla de "los días que uno espera  olvidar, los días que uno sabe que olvidará", aludo a los días que pasé en el sanatorio; cuando digo "había florecido esa rosa", celebro el amor con Margarita Guerrero». También me refiere un proyecto de poema: Dante ve en una jaula, en Florencia, una onza o leopardo; después la describe en el comienzo de la Divina Comedia. La cautividad de esa onza sería para que el animal entrara en el poema; tal vez, en un sueño olvidado, como una brusca iluminación podrá llegar a la onza la revelación de su destino (la justificación de su cautiverio); del mismo modo, tan secreta e incomprensiblemente como para la onza el destino en el poema, para Dante, la Divina Comedia y todas las penas de su vida, habría un destino más alto.(5) 

Jueves, 20 de enero. Visito a Borges. De vuelta en casa, corrección de pruebas de Los orilleros. 

Viernes, 21 de enero. Visito a Borges. 

Domingo, 23 de enero. Corrijo El paraíso de los creyentes. Encuentro que hay escenas demasiado breves; casi abruptas. Creo que en la imprenta han omitido alguna línea del original. Cotejo los textos: son iguales. Visito a Borges. 

Lunes, 24 de enero. De doce a una visito a Borges; en general, no encuentra indispensable introducir correcciones, como yo temía, en varias escenas de El paraíso de los creyentes. Corregimos algo, me da un ejemplar de Labyrinthes,(6) afirma que Clemente, al revisar sus obras (de Borges) para Emecé, acepta cualquier cosa —aun frases con erratas flagrantes— y que Dondo se ufana de poseer la colección completa de las plaquettes de Molinari. 

Martes, 25 de enero. A la mañana, diligencias y visita a Borges: mejora de la vista y empeora de las úlceras. Malbrán le ha permitido que se saque las vendas, que se siente en la cama, y aun que se levante un rato; el período de quietud y de ceguera ha concluido; ya se habla de la próxima operación de las úlceras. 

Miércoles, 26 de enero. Visito a Borges. Silvina me comunica que los análisis de Borges revelan que las úlceras están mal y que hay que operar cuanto antes. Me dice también que la madre de Borges me llamó hace un rato, desesperada. Silvina opina que Borges debería consultar con Beretervide. Le pido que llame a la madre, le proponga eso; que en caso de aceptación, hable con Beretervide y le pida que examine a Borges antes de irse a Mar del Plata. 

Jueves, 27 de enero. Visito a Borges. Me dice que los norteamericanos no saben ser realistas. Pueden ser románticos, como Poe, pueden ser Melville, Hawthorne o Faulkner, pero cuando quieren ser realistas no son convincentes y son sentimentales. Cuando quieren ser muy duros —ser Hernández o Ascasubi— se vuelven indefectiblemente lacrimosos. Practican el sob-stuff..., la dulzura de Nervo. Hay una vasta zona intermedia casi inexplorada. La acumulación de horrores debe imponerse como en una pesadilla (así, el final de Gulliver, con los yahoos cagando desde arriba de los árboles,(7) así Faulkner); en Tennessee Williams la acumulación de horrores parece deliberada y no oculta el sentimentalismo. 
BORGES: «Nuestro mito es la pelea a cuchillo. En Estanislao del Campo está muy de paso; en Hidalgo no está; tal vez tampoco en Ascasubi. No pusieron pelea a cuchillo y se jodieron. Hernández la puso y los jodió. Los uruguayos inventaron un duelo a caballo, con lanzas; ha de ser decorativo, como un torneo, pero uno siente que es un pretexto para no pelear a cuchillo, un hombre contra otro, que es la verdad, the real thing. En tu libro esa pelea salva a todos, incluso al doctor Valerga. Está bien que sea Valerga contra Gauna y que los muchachos no intervengan. La pelea de Fierro contra la partida no se cree; Vicente Rossi dijo que los soldados de la partida son como actores, que pelean sucesivamente, para que se luzca Martín Fierro.(8) La batalla de Chacabuco, todas las guerras con lanzas y cargas de caballería, los cuatro años de guerra del Brasil, satisfacen menos que un duelo a cuchillo. Qué raros son los mitos: inexplicables. Así eran los piratas para Stevenson. Tuvo que ponerlos —si no tenía los tricornios y el sable de abordaje no estaba satisfecho— en el Master of Ballantrae, lo que es absurdo». Habla también de un capítulo que habría que agregar al Quijote, un capítulo que Cervantes cuidadosamente evitó: Quijote se pasa la vida peleando, pero no mata a un hombre.(9)  ¿Qué pasaría si matara a alguien? ¿Enloquecería del todo o se curaría de la locura? ¿O entendería que su locura fue simulada? Sancho se entusiasmaría; le diría que ha matado a un caballero de nombre impresionante; Quijote, con tristeza, le replicaría que no, que mató a su vecino fulano de tal, hijo de tal y casado con tal; y que haberlo matado es horrible. No habría que escribir ese capítulo con afectación arcaica —diz que, etcétera—; a Cervantes no le interesaban esas cosas; habría que escribirlo lisamente. 
Dice que los germánicos (los escandinavos) no tenían la obsesión de su cultura; en Normandía se hicieron franceses; en Inglaterra, ingleses. Los ingleses siguen con esa tradición: no quieren imponer su cultura. Tienen Cultural Inglesa porque todos los países tienen instituciones así; pero cuando él habla en ella a nadie asombra que diga que lo mejor de Chaucer viene de Italia; en cambio en una institución francesa está mal visto no enfatizar el lado francés. Tal vez inspirados por la Germania de Tácito, los alemanes, que no saben casi nada de su mitología ni de sus orígenes, se aferran a la idea del germanismo. Es bastante patético: ellos, que fueron el campo de batalla en que se encontraron todos los ejércitos del mundo, la encrucijada, el quilombo del mundo, hablan de raza pura. Va a preparar un libro de estudios medievales: ocho dantescos, ocho germánicos, alguno sobre el Mabinogion
Vuelvo a visitarlo, con Lucio García. Lo revisa: no hay que operar ahora las úlceras y no es urgente operarlas. 

Viernes, 28 de enero. En casa de Borges, con Lucio. 

Domingo, 30 de enero. Visita a Borges. Me habla del patético destino de un tal Thorkelín(10), erudito danés que dedicó su vida a tareas equivocadas. Borges dictó a su madre una nota sobre Thorkelín para el libro de estudios germánicos. 

Lunes, 31 de enero. Paso por lo de Borges. Le entrego los dos mil pesos de Emecé (mil de pago de deuda, mil de sueldo; cada uno recibe dos mil por mes). Comentamos el tema de la tesis de Alicia Jurado, para su doctorado en ciencias: la descripción de los molares de una familia de roedores (que incluye los cuises), según su distribución geográfica; parece ser que primero había pensado escribir sobre los incisivos, pero descubrió que éstos eran poco diferenciados; luego eligió otro tema, las protáceas, árboles de aquí, de Australia y de otras regiones. BORGES: «Qué humilde. Trabaja para personas conjeturales (que un día conjetural aprovecharán también sus trabajos). Habría que decirle: "And so what" o "Enton" (pronunciar ento: con una n portuguesa, casi muda, después de la o), como Xul. No hay enton».


Notas

1. Carroll, L., Through the Looking-Glass (1871), V. La reina blanca dice a Alicia, que llora: «Consider what a great girl you are. Consider what a long way you've come today. Consider what o'clock it is. Consider anything, only don't cry!».
2. Su reseña de El sueño de los héroes se publicó en S, nº 235 (1955).
3. «Parábola de Cervantes y el Quijote» (1955).
5. «Inferno, I, 32» (1955).
6. Labyrinthes [París: Gallimard, 1953]. El volumen reúne traducciones de R. Caillois de cuentos de El Aleph.
7. Gulliver's Travels (1726), IV, 1.
8. «[La pelea] parece un campeonato "de eliminación"; los aspirantes van desfilando a oscuras y en riguroso orden y el gaucho Martín los va despachando jugándole risa [Rossi, V, Folletos lenguaraces (1945)]
9. Cf. «Un problema» (1957).
10. Dedicó veintiún años a preparar una traducción latina del Beowulf; en 1807 perdió el manuscrito en un ataque inglés a Copenhague; lo rehízo y lo publicó en 1815. Hoy, esa obra «casi no tiene otro valor que el de una curiosidad literaria» [B-V (1965)].


En Bioy Casares, Adolfo: Borges (1999)
Edición al cuidado de Daniel Martino
Barcelona: Ediciones Destino ("Imago Mundi"), 2006
Imagen: Bioy Casares (foto original color, sin atribución de autor ni fecha)



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