1° de Octubre de 1937
«Der Kampf Als Inneres Erlebnis»*, de Ernst Jünger
Aquel inapelable doctor Johnson que una vez declaró: "El patriotismo es el último refugio de los canallas", dijo también, hacia 1777: "La profesión de los marineros y de los soldados tiene la dignidad del peligro". Este ensayo de Jünger es una vindicación de la guerra; su motivo central es precisamente esa dignidad del peligro.
Es curioso el caso de Ernst Jünger. A los diecinueve años se batió como soldado de infantería en las trincheras del frente occidental; a los veinticuatro publicó un libro titulado In Stahlgewittern (Entre los huracanes de acero) que alaba y agradece la guerra. Ese libro inicial era narrativo; éste quiere fundar y definir una mística militar.
Para Ernst Jünger, la guerra no es un instrumento: es un fin. Es la experiencia más intensa de que el hombre es capaz; es una actividad desinteresada como el arte o la religión. Es una actividad que requiere (como la religión y como el arte) su vocación y su educación especial.
"La facultad de ensimismarse en la guerra como en el cielo estrellado o en una música —escribe Ernst Jünger— ha sido concedida a muy pocos. Los otros, los que no sienten en la guerra la afirmación, sino el propio dolor, ésos la viven como esclavos, no como hombres."
Dicho sea con otras palabras: la guerra (según Jünger) es una especie de arte minoritario o de religión esotérica. Muchos son los llamados —a veces, todos: por ejemplo, durante el bombardeo de una ciudad,— y pocos, o ninguno, los elegidos.
Rasgo de estricta lógica: la mística guerrera de Jünger excluye el odio, pero no la crueldad. En efecto, ¿cómo puede odiar el soldado a su necesario enemigo? Jünger, soldado de 1914, escribe contra el odio: esa mala pasión de los civiles y de los literatos. En su libro abundan los relatos heroicos; alguno de ellos exalta el coraje francés, inglés o americano.
Lástima grande que este militar prescinda, al escribir, de toda brevedad militar. En vez del laconismo que requieren su doctrina y su tema, se complace en la vana acumulación de metáforas insensatas: "el óseo puño del delirio que oprime los cerebros" (página 86); "el puño de esqueleto de la muerte sobre los campos asolados" (página 19). No dice: "en épocas de alguna tranquilidad". Prefiere aludir, fiel a su furor alegórico, a "esos entreactos en que el dios de la guerra golpea raras veces el suelo con su clava de hierro". No estoy exagerando; interrogue el incrédulo lector la página 22.
*La lucha como una experiencia interior, en su versión castellana.
En revista El Hogar, 1° de octubre de 1937
Luego en Borges en El Hogar (2000)
Jorge Luis Borges, Foto Michele Bossop
Jorge Luis Borges, Foto Michele Bossop