[Testimonio] *
En la República Argentina y tal vez en América, Eduardo Mallea ofrece el caso más cabal y más alto de un destino consagrado a las letras. Ha vivido y vive con plenitud, pero no suele condescender a la confidencia, y lo íntimo que toda obra requiere para ser algo más que un mero ejercicio verbal, se nos muestra exaltado y como trasmutado por él con delicada alquimia. De los diversos géneros que distingue la retórica de nuestro tiempo, Mallea abunda en el más arduo: la morosa novela psicológica, cuya materia son las almas. Éstas siempre son lo primero. Sobre los hechos que son un instrumento para que las conozcamos mejor y del sentimiento patético, y no pocas veces avasallador, del paisaje, que no es jamás una decoración, sino un medio, resaltan firmemente los caracteres. En Todo verdor perecerá priva la tragedia engendrada por la discordia de las almas dispares; en Chaves, la fábula narrada por el autor es un largo adjetivo o atributo del solitario héroe.
El influjo ejercido por Mallea sobre su generación y las ulteriores no se reduce, como en el caso de otros, a una serie de hábitos sintácticos o a la repetición u obsesión de determinadas palabras. Es más bien un mandato de sentir, de entender y de expresar con claridad lo observado o soñado. Prescindir de su obra es renunciar a una de las felicidades más altas que nuestras letras pueden darnos.
Para él, nuestra gratitud.
*Con motivo del cincuenta aniversario de la publicación de Cuentos para una inglesa desesperada, el diario La Nación organizó un homenaje a Eduardo Mallea, quien había sido durante veinticinco años director del Suplemento Literario del diario.
Dieron también su testimonio: Francisco Ayala, Camilo José Cela, Jean Cassou, Graham Greene y Victoria Ocampo.
En La Nación, Buenos Aires, 15 de agosto de 1976
Luego, en Textos Recobrados 1956-1986 (2007)
Edición al cuidado de Sara Luisa del Carril y Mercedes Rubio de Zocchi
© Emecé Editores, Buenos Aires (2003)
Foto: Jurado Premio Literario La Nación, 1962, Archivo La Nación
Desde la izquierda: Carmen Gándara, Jorge Luis Borges, Escribano Maschwitz, Adolfo Bioy Casares, Eduardo Mallea y Leónidas de Vedia