8/8/17

Borges profesor. Clase 24: «Sigurd the Volsung», por W. Morris - Vida de Robert Louis Stevenson






En las historias de la literatura y en las biografías de Morris, se lee que la obra capital de Morris fue Sigfrido de los Volsungos.504 Este libro, más extenso que el Beowulf, se publicó en 1876. Por aquellos años se pensaba que el género más gustado de la literatura era la novela. La idea de escribir en pleno siglo XIX un poema épico es bastante audaz. Milton había escrito El Paraíso Perdido, pero lo hizo en el siglo XVII. El único contemporáneo de Morris que pensó en algo parecido fue el poeta francés Hugo en La leyenda de los siglos.505 Pero esta leyenda es, más que una epopeya, que un poema épico, una serie de relatos. Morris no creía en la necesidad de que el poeta inventara argumentos nuevos. Creía que los argumentos en que podían tratarse las pasiones esenciales de la humanidad ya habían sido encontrados y que cada nuevo poeta podía darles su entonación particular. Morris había indagado mucho en el estudio de la literatura escandinava medieval, que él juzgaba como la flor de la antigua cultura germánica, y allí había encontrado la historia de Sigfrido. Él tradujo la Saga de los Volsungos, obra en prosa del siglo XIII compuesta en Islandia. Hay una versión anterior de la misma historia que ha alcanzado mayor fama, que es el Cantar de los Nibelungos. Poema alemán, que data del siglo XII pero que es, contrariamente a la cronología, una versión posterior de la misma historia. Porque en la primera se conserva el carácter mitológico y épico de la historia. En cambio en el Cantar de los Nibelungos, compuesto en Austria, de lo épico se ha pasado a lo romántico, y la versificación ya tiene un carácter latino, se trata de estrofas rimadas. Es raro que en Inglaterra se perdiera la antigua materia germana y se conservara el verso germano, y así tenemos en el siglo XIV en Inglaterra el poema aliterativo de Langland.506 En Alemania se conserva la tradición germánica pero se toman las nuevas formas estróficas que han llegado del sur, el verso con un número determinado de sílabas y rimados, no aliterados.
La historia de Sigfrido era conocida por toda la gente germana. En el Beowulf se alude a ella, aunque el autor del Beowulf prefirió otra historia para su epopeya del siglo VIII. Morris se basó en la versión escandinava, no en la alemana. Por eso su héroe se llama Sigurd y no Sigfrid o Sigfrido. Se conservan los nombres escandinavos en general. Es verdad que él escribió en versos pareados, pero en versos que no excluyen el empleo frecuente de la aliteración germánica. El poema, muy extenso, se titula Sigurd the Volsung. El personaje central no es el héroe sino Brunilda,507 aunque la historia continúa más allá de su muerte. Utiliza los elementos míticos que la versión alemana ignoraba, y así tenemos al principio y al final de la historia al dios Odín. La historia es complicada y larga. Hay en ella elementos antiguos y bárbaros. Por ejemplo, Sigurd mata a un dragón que guarda un tesoro, y luego se baña en la sangre caliente del dragón. Y ese baño lo hace invulnerable, salvo en un lugar de su espalda en el cual cae la hoja de un árbol. Y por ahí Sigurd puede morir. Esto nos recuerda el talón de Aquiles.
Sigurd es el más valiente de los hombres, rey de Borgoña y amigo de Gunnar, rey de los Países Bajos. Gunnar ha oído hablar de una doncella, cuya versión moderna conocemos en los cuentos de la bella durmiente. Esa doncella ha sido sometida a un sueño mágico y duerme en una isla lejana de Islandia rodeada por una muralla de fuego. Y ella sólo se entregará al hombre que pueda atravesar la muralla de fuego. Sigurd acompaña a su amigo Gunnar y llegan a la muralla, y Gunnar no se atreve a penetrar en ella. Entonces Sigurd, por artes mágicas, toma el aspecto de Gunnar. Va a ayudar a su amigo, venda los ojos de su caballo y lo obliga a atravesar la muralla de fuego. Llega a un palacio y allí está Brunilda durmiendo. La besa, la despierta y le dice que él es el héroe predestinado a esa proeza. Ella se enamora de él y le da su anillo. Pasa tres noches con ella, pero como no quiere ser desleal a su amigo interpone su espada entre él y ella. Ella le pregunta por qué lo hace, y él le responde que si no lo hace ambos sufrirán de mala suerte. Este episodio de la espada entre el hombre y la mujer lo encontraremos en un cuento de Las Mil y Una Noches.
Luego de pasar tres noches juntos, él se despide de ella. Se entiende que él volverá a buscarla. Le dice que su nombre es Gunnar porque no quiere traicionar a su amigo. Y ella le da su anillo, y luego ella se desposa con Gunnar, que la lleva a su tierra. Y Sigurd, por una obra mágica, olvida durante un tiempo lo que ha ocurrido y se casa con la hermana de Gunnar, que se llama Gudrun, y hay una rivalidad entre Brunilda y Gudrun. Entonces Gudrun ha llegado a conocer la verdad de la historia, y cuando Brunilda le dice que su marido es el rey más noble, ya que ha atravesado la muralla de fuego y la ha conquistado, ella le muestra el anillo que le ha dado a Sigurd, y Brunilda comprende el engaño. Brunilda comprende en ese momento que ella no está enamorada de Gunnar, está enamorada del hombre que ha atravesado la muralla de fuego, y ese hombre es Sigurd. Y sabe también que hay un lugar en la espalda de Sigurd que lo hace vulnerable. Y ella se vale de un tercero para que éste asesine a Sigurd. Cuando ella oye el grito que él da cuando lo matan, ella se ríe con una risa cruel. Una vez muerto Sigurd, ella comprende que ella ha matado al hombre que quiere, llama a su marido y le dice que levante una alta pira funeraria. Y luego ella se hiere de muerte y pide que la extiendan al lado de Sigurd, con la espada entre los dos, como antes. Es como si ella quisiera volver al pasado.
Ella dice que cuando Sigurd haya muerto su alma subirá al Paraíso de Odín. Este paraíso está iluminado por espadas, y ella dice que lo seguirá a ese paraíso: «yaceremos juntos los dos y no habrá una espada entre nosotros». La historia continúa, se entrevera con la muerte de Atila, y el poema concluye con la venganza de Gudrun.508 Luego vuelve a perderse el tesoro de los Nibelungos, que es el que ha causado toda esta historia trágica.
Pensar todo esto en el siglo XIX fue algo ambicioso. Algunos críticos contemporáneos dicen que Sigurd es una de las obras capitales del siglo XIX. Pero la verdad es que por alguna razón que ignoramos, la epopeya en verso es algo ajeno, por momentos, a nuestras exigencias literarias. La obra de Morris obtuvo lo que los franceses llaman «un éxito de estima». El defecto de que adolecía Morris era la lentitud: las descripciones de batallas, la muerte del dragón, son un poco lánguidas. Después de la muerte de Brunilda el poema decae. Con esto dejamos la obra de Morris.





Vamos a hablar ahora de Robert Louis Stevenson. Nace en Edimburgo en 1850 y muere en 1894. Su vida fue una vida trágica, porque vivió huyendo de la tuberculosis, que era una enfermedad incurable. Esto lo llevó de Edimburgo a Londres, de Londres a Francia, de Francia a los Estados Unidos, y murió en una isla del Pacífico. Stevenson ejecutó una vasta tarea literaria. Sus obras abarcan unos doce o catorce volúmenes. Escribió, entre ellos, un famoso libro para niños, La Isla del Tesoro.509 Escribió también fábulas, una novela policial, El comprador de naufragios510 La gente piensa en Stevenson como autor de La Isla del Tesoro, obra para niños, y lo tiene un poco en menos. Olvida que fue un admirable poeta, y que además es uno de los maestros de la prosa inglesa.
Los padres y los abuelos de Stevenson habían sido constructores de faros, y en la obra de Stevenson encontramos un trabajo bastante técnico sobre la construcción de faros.511 Hay un poema suyo en el cual él parece considerar que su tarea de escritor, esa tarea por la cual el linaje de los Stevenson es famosa, era en algún modo inferior a la obra de sus padres y abuelos. En ese poema habla de «las torres y las lámparas que encendimos».512 Un poco como nuestro Lugones cuando en ese poema a los mayores dice: «Que nuestra tierra quiera salvarnos del olvido / por estos cuatro siglos que en ella hemos servido». Como si sus mayores, los de la Independencia, fueran más importantes que él, Leopoldo Lugones.513
En el poema, Stevenson habla de un linaje arduo que al final se sacó de las manos el polvo de granito, y que en su declinación jugó como un niño con papeles. Ese niño es él, y ese juego es su admirable obra literaria. Stevenson comenzó los estudios de abogacía, y luego sabemos que su vida pasó por una etapa oscura. Stevenson en Edimburgo frecuentó la sociedad de ladrones, de mujeres de mala vida, pero al decir «mujeres de mala vida» y «ladrones» debemos pensar en una ciudad esencialmente puritana. Edimburgo fue, junto con Ginebra, una de las dos capitales del calvinismo en Europa. Ese mismo ambiente era un ambiente que tenía conciencia de sus culpas, era un ambiente de pecadores que se sabían pecadores. Y esto lo vemos en el famoso relato El extraño caso del Doctor Jekyll y el Señor Hyde,514 sobre el cual volveremos.
A Stevenson empezó por interesarle la pintura. Stevenson consultó a un médico. Este le dijo que estaba tuberculoso y que fuera al sur, pensaba que el sur de Francia podía ser benéfico para su salud. Escribió un artículo corto sobre el sur en el cual refiere este hecho. Luego pasa a Londres, que debe haber sido para él una ciudad fantástica.
El artículo se llamaba «Ordenado hacia el sur».515 Y en Londres escribió sus Nuevas Mil y Una Noches.516 Tendremos que hablar de un cuento en especial, «El Club de los Suicidas». Igual que en Las Mil y Una Noches tenemos a un califa llamado Harun el Ortodoxo,517 que disfrazado recorre las calles de Bagdad, aquí, en Las Nuevas Mil y Una Noches de Stevenson, tenemos al príncipe Florizel de Bohemia, que recorre disfrazado las calles de Londres.
Luego Stevenson va a Francia y se dedica a la pintura, en la que no logra mayor fortuna, y con su hermano llegan a un hotel, creo que en Suiza,518 en una noche de invierno, y adentro hay un grupo de gitanas sentadas junto a la chimenea. Y en vez de estar solas, hay también una muchacha joven, una señora mayor—que después resulta ser la madre de la niña. Y entonces Stevenson le dice a su hermano: «¿Ves a esa mujer?» Y su hermano le dice: «¿A la muchacha?» «No, no —dice Stevenson—, la mayor, la que está a la derecha, voy a casarme con ella». El hermano se ríe, piensa que se trata de una broma. Entran al hotel. Se hace amigo de esa señora, que se llama Fanny Osbourne, y que le dice que sólo se queda unos días allí, ya que tiene que volver a los Estados Unidos, tiene que volver a San Francisco, California. Stevenson no le dice nada, pero él ya ha tomado la decisión de casarse con ella. No se escriben, pero al cabo de un año Stevenson se embarca como inmigrante, llega a los Estados Unidos, atraviesa el vasto continente, trabaja como minero en un lugar. Luego llega a San Francisco. Allí está la señora, que es viuda, y él le propone que se casen, y ella acepta.
Mientras tanto, Stevenson vive de colaboraciones literarias. Esas colaboraciones estaban escritas en una prosa admirable, aunque no llamaban la atención del público.
Después Stevenson vuelve a Escocia, y para distraer los días lluviosos, tan frecuentes en Escocia, dibuja con tiza en el suelo un mapa. Ese mapa tiene forma triangular, hay colinas, hay bahías, hay golfos. Y su hijastro, Lloyd Osbourne,519 que luego colaboraría con él en The Wrecker, le dice que le cuente sobre la isla del tesoro. Cada mañana, él escribe un capítulo de La Isla del Tesoro y luego se lo lee a su hijastro. Creo que consta de veinticuatro capítulos,520 no estoy seguro. Es la obra más famosa, aunque no la mejor.
Stevenson intenta el teatro también, pero el teatro fue en el siglo XIX un género inferior. Escribir para el teatro era como escribir para la televisión ahora, o para el cine. Escribe en colaboración con W. E. Henley, editor de El Observador, varias obras de teatro. Hay una que se titula La vida doble.521
Stevenson conoció la ciudad de San Francisco. La ha descrito admirablemente. Luego los médicos le dicen que California no lo salvará, que es necesario que él viaje por el Pacífico. Stevenson entendía mucho de marinería, y viaja en un velero por el Pacífico. Y finalmente se radica en un lugar llamado Vailima,522 y allí se hace amigo del rey de la isla. Y aquí ocurre una cosa que tiene algo de mágico, y es que Stevenson había publicado unos años antes El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, y había un padre, un jesuita francés, que había expuesto su vida en la leprosería de la región, el padre Damien. Y un pastor protestante con el cual cenó una noche Stevenson, llamado por esas cosas Dr. Hyde, le descubrió ciertas irregularidades, digamos, en la vida del padre Damien, y por razones sectarias lo atacó. Vale decir que Stevenson escribió una carta en la cual elogia la labor del padre Damien, y dice que el deber de todos los hombres era arrojar una capa sobre su culpa, y que lo que había hecho el otro atacando su memoria era una bajeza. Es una de las páginas más elocuentes de Stevenson.523
Stevenson muere cuando ya empezaba la discordia entre los africanos del sur y los ingleses, y Stevenson creyó que los holandeses tenían razón, y que el deber de Inglaterra era retirarse. Y publicó en el Times una carta diciendo esto, lo cual lo hizo muy impopular. Pero a Stevenson no le importaba eso. Stevenson no era un hombre religioso, pero tenía un gran sentido ético. Creía, por ejemplo, que uno de los deberes de la literatura era el de no publicar nada que pudiera deprimir a los lectores. Esto fue como un sacrificio de parte de Stevenson, ya que Stevenson poseía una gran fuerza trágica. Pero le interesaba sobre todo lo heroico. Hay un artículo de Stevenson titulado «Polvo y Sombra»,524 en el cual dice que no sabemos si existe o si no existe Dios, pero sabemos que hay una sola ley moral en el Universo. Empieza describiendo lo extraordinarios que son los hombres: «¡Qué raro —dice— que la superficie del planeta esté poblada por seres bípedos, ambulantes, capaces de reproducirse, y que esos seres tengan un sentido moral!» El cree que esa ley moral rige a todo el Universo. Dice por ejemplo que nada sabemos de las abejas o de las hormigas. Sin embargo, las abejas y las hormigas forman repúblicas, y podemos conjeturar que para una abeja y para una hormiga hay algo prohibido, algo que no debe hacer. Y luego él asciende a los hombres, y dice: «Pensemos en la vida de un marinero —aquella vida de la cual el Dr. Johnson dijo que tenía la dignidad del peligro—, pensemos en la dureza de su vida, pensemos que él vive expuesto a las tempestades, jugándose la vida. Que luego pasa unos días en el puerto emborrachándose en compañía de mujeres de lo último. Sin embargo ese marinero —dice— está listo a jugarse la vida por un compañero». Luego agrega que él no cree ni en el castigo ni en la recompensa. Él cree que el hombre muere con su cuerpo, que la muerte corporal es la muerte del alma. Y se anticipa al argumento que dice: «De una lección cualquiera nada bueno puede esperarse. Si nos dan un golpe en la cabeza no mejoramos, y si morimos no hay que suponer que algo surge de nuestra corrupción». Y Stevenson dice lo mismo, pero dice que a pesar de todo eso no hay hombre que no sepa íntimamente cuándo ha obrado bien y cuándo ha obrado mal.
Hay otro ensayo de Stevenson, del cual querría hablar, sobre la prosa.525 Stevenson dice que la prosa es un arte más complejo que el verso. Tenemos una prueba de ello en el hecho de que la prosa es posterior al verso. En el verso, cada verso —dice Stevenson— crea una expectativa y luego la satisface. Por ejemplo, si decimos: «Oh, dulces prendas por mí mal halladas, / dulces y alegres cuando Dios quería, / conmigo estáis en la memoria mía, / y con ella en mi muerte conjuradas».526 El oído espera ya el «conjuradas» que rima con «halladas». Pero la tarea del prosista es mucho más difícil —dice Stevenson—, porque la tarea del prosista consiste en crear una expectativa en cada párrafo; el párrafo tiene que ser eufónico. Luego, defraudar esta expectativa, pero defraudarla de un modo que sea eufónico también. Así, Stevenson analiza un pasaje de Macaulay para demostrar que desde el punto de vista de la prosa es un pasaje pobre, porque hay sonidos que se repiten demasiadas veces. Y luego analiza un pasaje de Milton en el cual descubre un solo error, pero que en todo lo demás, en el manejo de las vocales y de las consonantes, es admirable.
Mientras tanto, Stevenson sigue en correspondencia con sus amigos de Inglaterra, y como él es un escocés, está lleno de la nostalgia de Edimburgo. Hay un poema al cementerio de Edimburgo. Desde ese destierro en el Pacífico, él manda todos sus libros a Londres. Allí sus libros se publican, le valen una gran fama, le traen dinero. Pero él vive como un desterrado en su isla, y los aborígenes lo llaman «Tusitala», «el narrador de cuentos», «el narrador de historias». De modo que Stevenson, sin duda, aprendió también el idioma del país. Allí él vivió con su hijastro, con su mujer, y recibió alguna visita. Una de las personas que lo visitó fue Kipling. Kipling dijo que él podía pasar un examen en toda la obra de Stevenson, que si le mencionaban un personaje secundario o episodio de su obra, él lo reconocería inmediatamente.
Stevenson era un hombre de marcado tipo escocés: alto, muy delgado, sin mayor fuerza física, pero con un gran [espíritu]. Una vez se encontraba en un café de París y oyó a un francés decir que los ingleses eran cobardes. En ese momento Stevenson se sintió inglés: en ese momento, puesto que creyó que el francés lo decía por él. Entonces se levantó y le dio una bofetada al francés. Y el francés le dijo: «Señor, usted me ha dado una bofetada». Y Stevenson le dijo: «Así parece». Stevenson fue siempre un gran amigo de Francia. Tiene artículos sobre poetas franceses, y artículos admirativos sobre la novela de Dumas, sobre Verne, sobre Baudelaire.
La bibliografía sobre Stevenson es muy extensa. Hay un libro de Chesterton sobre Stevenson, publicado a principios de siglo.527 Hay otro libro, el de Stephen Gwynn,528 hombre de letras irlandés, publicado en la colección «Hombres de letras ingleses».529
En la próxima clase trataremos un tema que fue caro a Stevenson: el tema de la esquizofrenia. Veremos eso y una de las historias de Las Nuevas Mil y Una Noches, y algo de la poesía de Stevenson.

Prob. miércoles 14 de diciembre


Notas


504 Borges traduce el título de este libro al castellano. Se refiere obviamente a The Story of Sigurd the Volsung.
505 La légende des Siécles, quizá la más importante obra poética de Víctor Hugo, publicada en tres series en los años 1859, 1877 y 1883. Hugo afirmó que pretendía allí «expresar la humanidad en una especie de obra cíclica» y «cantar el desarrollo del género humano de siglo en siglo, el hombre que asciende desde las tinieblas al ideal».
506 Borges se refiere al ya mencionado Piers Plowman, atribuido a William Langland.
507 Borges opta en estas clases por la versión castellana de este nombre. En Literaturas germánicas medievales, Borges se refiere al personaje utilizando la forma original, Brynhild.
508 En la saga, Gudrun compromete en matrimonio a su hija Svanhild —a quien se describe como una mujer de mirada aguda y excepcional belleza— con un poderoso rey llamado Jormunrek. Pero luego Svanhild es acusada injustamente de haberlo engañado y condenada a morir aplastada por caballos. Los capítulos finales de la saga relatan cómo Gudrun planea la venganza de Svanhild e incita a sus demás hijos a matar al rey Jormunrek.
509 Treasure Island, publicada en forma de libro en 1883.
510 The Wrecker. Escrita en colaboración con Lloyd Osbourne. Publicada en Scríbner’s Magazine 10-12 (agosto 1891-julio 1892), y en forma de libro ese mismo año.
511 «On a New Form of Intermittent Light and Lighthouses», leído ante la Real Sociedad Escocesa de las Artes el 27 de marzo de 1871 y premiado con la medalla de plata de dicha sociedad.
512 El poema es el que lleva el número XXXVIII en el libro de poemas Underwoods, publicado en 1887. Dice así: «Say not of me, that weakly I declined / The labours of my siers, and fled to sea, / The towers we founded and the lamps we lit, / To play at home with paper like a child. / But rather say: In the afternoon of time / A strenuous family dusted from his hands, / The sand of granite, and beholding far / Along the sounding coast its pyramids / And tall memorials catch the crying sun, / Smiled well content, and to bis childish task / Around the fire adressed its evening hours».
513 Borges cita los dos versos finales de la «Dedicatoria a los Antepasados (1500- 1900)», primer poema del libro de Lugones Poemas Solariegos (1927). El texto completo del poema es el siguiente: «A Bartolomé Sandoval, / Conquistador del Perú y de la tierra / Del Tucumán, donde fue general, / Y del Paraguay, donde como tal, /A manos de indios de guerra / Perdió vida y hacienda en servicio real. // Al maestre de campo Francisco de Lugones, / Quien combatió en los reinos del Perú y luego aquí, / Donde junto con tantos bien probados varones, / Consumaron la empresa del Valle Calchaquí. / Y después que hubo enviudado, se redujo a la iglesia, tomando en ella estado, / Y con merecimiento digno de la otra foja, / Murió a los muchos años vicario en La Rioja. // A Don Juan de Lugones el encomendero, / Que, hijo y nieto de ambos, fue quien sacó primero / A mención las probanzas, datas y calidades / De tan buenos servicios a las dos majestades; / Conque del rey obtuvo, más por carga que en pago, / Doble encomienda de indios en Salta y en Santiago. // Al coronel don Lorenzo Lugones, / Que en el primer ejército de la Patria salió, / Cadete de quince años, a libertar naciones, / Y después de haber hecho la guerra, la escribió, / Y como buen soldado de aquella heroica edad, / Falleció en la pobreza, pero con dignidad. // Que nuestra tierra quiera salvarnos del olvido, / Por estos cuatro siglos que en ella hemos servido». Tomado de Lugones, Obras poéticas completas.
514 The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde, publicado en 1886.
515 «Ordered South», ensayo incluido en el libro Virginibus puerisque, and other papers, publicado en 1881.
516 Estos relatos fueron reunidos en el libro The New Arabian Nights, que se publicó en 1882.
517 Harun Al-Rashid (766-809), quinto califa de la dinastía abasida. Se lo recuerda por haber sido un gran mecenas de las artes y por el lujo de su corte en Bagdad. Su figura fue inmortalizada en las leyendas que conforman el Libro de Las Mil y Una Noches.
518 En realidad estaban en la Colonia Internacional para Pintores de Barbizon, en Fontainebleau, Francia.
519 Lloyd Osbourne, escritor norteamericano (1868-1947).
520 Los capítulos son treinta y cuatro.
521 La obra se titula Deacon Brodie or The Double Life y fue escrita en 1879 en colaboración con su amigo William Ernest Henley. Juntos escribieron además Beau Austin (1884), Admiral Guinea (1884) y Macaire (1885). Henley fue agente de Stevenson y le sirvió de modelo para su personaje Long John Silver del libro Treasure Island.
522 En Samoa. Stevenson mismo le dio ese nombre a la localidad, que significa «cinco ríos». Allí fue enterrado, en la cumbre de una montaña, mirando al océano Pacífico.
523 La carta tiene por título «Father Damien: An open letter to the reverend Dr. Hyde of Honolulu» y fue escrita en Sydney el 25 de febrero de 1890. Se citan a continuación algunos párrafos de la misma: «Usted puede preguntar en qué autoridad me baso para hablar. Fue mi inclemente destino el haberme encontrado, no con Damien, sino con el Dr. Hyde. Cuando visité el lazareto, Damien ya descansaba en su tumba. Pero la información que tengo la adquirí sobre la marcha conversando con aquellos que lo trataron y lo conocieron bien: algunos, en efecto, que veneraban su figura. Pero también con otros que se cruzaron con él en forma más circunstancial, que no percibieron en él ningún halo, quienes quizá lo juzgaron con menores consideraciones, y a través de cuyas informaciones espontáneas y fragmentadas, las francas características humanas del hombre brillaron para mí en forma convincente. Así adquirí los conocimientos que tengo (...) Podemos ahora (si usted desea) ir paso a paso a través de las diferentes frases de su carta y examinar sinceramente cada una desde el punto de vista de su verdad, su conveniencia y su caridad. “Damien era tosco”. Es muy posible. Usted nos hace sentir pena por los leprosos, que tenían sólo a un tosco campesino por amigo y padre. Pero usted, que es tan refínado, ¿por qué no estaba ahí para alegrarlos con las luces de la cultura? (...) “Damien era sucio”. Lo era. ¡Piensen en los pobres leprosos, incómodos por la suciedad de su compañero! Pero el pulcro Dr. Hyde estaba cenando en una hermosa casa. “Damien era cabezadura”. Creo que usted acierta nuevamente y le agradezco a Dios por la dureza de la cabeza de Damien y de su corazón». Tomada de Lay Moráis and other papers (Traducción de M.A.).
524 «Pulvis et umbra», ensayo incluido en el libro Across the plains: with other memories and essays, de 1892.
525 El ensayo que Borges recuerda aquí se titula «On some technical elements of style in literature» y es el primero del libro Essays in the art of writing de Robert Louis Stevenson.
526 Primera estrofa del Soneto X de Garcilaso de la Vega.
527 Robert Louis Stevenson, por G.K. Chesterton. Publicado en Londres por Hodder Stoughton.
528 Stephen Lucius Gwynn (1864-1950). Poeta, escritor y crítico irlandés nacido en Dublín. Entre sus principales obras se cuentan Masters of English Literature (1904), y sus estudios o vidas de Tennyson, Thomas Moore, Sir Walter Scott, Horace Walpole, Mary Kingsley, Swift y Goldsmith. Sus Collected Poems aparecieron en 1923. Su autobiografía, titulada Experiences of a Literary Man, fue publicada en 1926.
529 La biografía de Stevenson escrita por Stephen Gwynn corresponde al volumen X de esta colección.




En Borges profesor 
Curso de literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires 
Edición, investigación y notas: Martín Arias 
& Martín Hadis 
Buenos Aires © María Kodama, 2000



Imágenes 

William Morris. Dibujo a lápiz de Dante Gabriel Rossetti
Archive and Rare Books Library
University of Cincinnati

Robert Louis Stevenson sobre foto de James Notman de 1880
Gutemberg Project Australia

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