Su nombre se vincula a la voz latina "fatum" (hado, destino). Intervienen mágicamente en los sucesos de los hombres. Se ha dicho que las Hadas son las más numerosas, las más bellas y las más memorables de las divinidades menores. No están limitadas a una sola región o a una sola época. Los antiguos griegos, los esquimales y los pieles rojas narran historias de héroes que han logrado el amor de estas fantásticas criaturas. Tales aventuras son peligrosas; el Hada, una vez satisfecha su pasión, puede dar muerte a sus amantes.
En Irlanda y en Escocia les atribuyen moradas subterráneas, donde confinan a los niños y a los hombres que suelen secuestrar. La gente cree que poseían las puntas de flechas neolíticas que exhuman en los campos y a las que dotaban de infalibles virtudes medicinales.
A las Hadas les gusta el color verde, el canto y la música. A fines del siglo XVII un eclesiástico escocés, el Reverendo Kirk, de Aberboyle, compiló un tratado que se titula "La Secreta República de los Elfos, de las Hadas y de los Faunos". En 1815, Sir Walter Scott dio esa obra manuscrita a la imprenta. Del señor Kirk se dice que lo arrebataron las Hadas porque había revelado sus misterios. En los mares de Italia el Hada Morgana urde espejismos para confundir y perder a los navegantes.
En El Libro de los Seres Imaginarios (1967)
Con la colaboración de Margarita Guerrero
Con la colaboración de Margarita Guerrero
Foto: Borges con estudiantes, Buenos Aires, 1978