Un pintor nos prometió un cuadro.
Ahora, en New England, sé que ha muerto. Sentí, como otras veces, la tristeza de comprender que somos como un sueño.
Pensé en el hombre y en el cuadro perdidos.
(Sólo los dioses pueden prometer, porque son inmortales.)
Pensé en un lugar prefijado que la tela no ocupará.
Pensé después: si estuviera ahí, sería con el tiempo una cosa más, una cosa, una de las vanidades o hábitos de la casa; ahora es ilimitada, incesante, capaz de cualquier forma y cualquier color y no atada a ninguno.
Existe de algún modo. Vivirá y crecerá como una música y estará conmigo hasta el fin. Gracias, Jorge Larco.
(También los hombres pueden prometer, porque en la promesa hay algo inmortal.)
En Elogio de la sombra (1969)
Foto: Ulf Andersen, París, 20 de mayo de 1979
Imágenes al pie: Acuarelas de Jorge Larco
María Luisa (Bombal) en el Sur, acuarela de Jorge Larco, Buenos Aires, 1931 |
María Luisa (Bombal) en la Estancia, acuarela de Jorge Larco, Buenos Aires, 1932 |