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10/2/19

Jorge Luis Borges: Primer texto manuscrito







Nueve páginas escritas a lápiz. Borges lo recuerda en sus Memorias*: «Había confeccionado en un inglés bastante malo un manual de mitología griega, seguramente extraído de Lamprière, y en Burgin, p. 20: Eso fue lo primero que escribí. Recuerdo que estaba escrito en una letra muy corta y apretada porque yo era muy corto de vista.»



En Nicolás Helft: BorgesPostales de una biografía, pág. 23
Buenos Aires, Emecé, 2013

 














Desconozco edición de sus memorias bajo el título que Nicolás Helft registra (agradeceré si alguien tiene esa data, con lugar, editorial y fecha de publicación). Las memorias de Borges están en toda su obra, y dispersas en conversaciones, conferencias, entrevistas, clases, audios y videos.

Sí contamos con su Autobiografía o Un ensayo autobiográfico (en 1999 apareció como libro. Publicado por primera vez en inglés, en 1970, por The New Yorker; también fue prólogo de The Aleph and Others Stories, 1970; otras apariciones: en La Gaceta, de México, 1971 (en traducción de José Emilio Pacheco), y en La Opinión, de Buenos Aires, 1974. Nota PD



23/8/18

Jorge Luis Borges: Tranvías (1921)








Con el fusil al hombro      los tranvías
patrullan las avenidas
Prora del imperial bajo el velamen
de cielos de balcones y fachadas

               verticales cual gritos

Carteles clamatorios ejecutan
su prestigioso salto mortal desde arriba
Dos estelas estiran el asfalto
y el trolley violinista

va pulsando el pentagrama en la noche
y los flancos desgranan
paletas momentáneas y sonoras.





En Ultra, Madrid, Año I, N° 6, 30 marzo de 1921

Luego, en Textos recobrados 1919-1929
Edición al cuidado de Sara Luisa del Carril y Mercedes Rubio de Zocchi
© 2003 María Kodama
© 2003 Editorial Emecé


Imágenes: 

  • Manuscrito de Tranvías dictado a Norah Borges para Proa: "Borges cien años", julio/agosto 1999
  • Cover y página con el poema en  Proa, Madrid, Año I, N° 6, 30 marzo de 1921


23/8/17

Jorge Luis Borges: Postal a Leonor Acevedo desde Punta del Este





Señora Leonor Acevedo de Borges
Pueyrredon 2190 - V° Piso
Buenos Aires

Querida Madre:
                        Le he pedido a Márquez Miranda que oficie de cartero. En una semana estoy de vuelta. Por ahora el mediodía entrega las mejores posibilidades de un pensamiento que no se deja traducir. By the way, he llegado a la claridad de una ventana sólo para conversar con usted.

                               Georgie.


Postal de Borges a su madre s/d probablemente años treinta
© Archivo José María Lafuente
Transcripción Florencia Giani

28/6/17

Jorge Luis Borges: Poema inédito manuscrito sobre un ejemplar de Christian Walchs [11 de diciembre de 1923]







la esperanza / como un cuerpo de niña / aún misterioso y tácito, / aún no amado de amor / y una guitarra que apasionadamente se muere y con alivio
y doloroso resurge
y el cielo está viviendo un plenilunio
con el remordimiento y la vergüenza de la
insatisfecha esperanza y de no ser felices.


[Manuscrito en forma apaisada]

Sobre un ejemplar de Walchs, Christian Wilhelm Franz; hallado en la Biblioteca Nacional Argentina.

En papel de guarda anterior: firma de Jorge Luis Borges, diciembre 11 de 1923.

En papel de guarda posterior y retiro de contratapa: manuscrito de Jorge Luis Borges (arriba transcripto).

En retiro de tapa: ex-libris de la familia Merle D'Aubigré, 1904.





Manuscritos y notas en: Borges, libros y lecturas
Catálogo de la Colección Jorge Luis Borges en la Biblioteca Nacional 
Edición, estudio preliminar y notas de Laura Rosato y Germán Álvarez
Ediciones Biblioteca Nacional, Buenos Aires, 2010

9/10/16

Jorge Luis Borges: Esquela manuscrita inédita, dirigida a Ulyses Petit de Murat [Buenos Aires, ca. 1928]









compartidor de calles y de versos ¡salve! - A mí, enredado en un certamen literario en Liniers, me sucedió votar por un cuento criollo, cuyo imprevisto autor resultó ser el doctor Clodomiro Cordero, adornado después con una medalla de oro en la supuesta publicidad de un cinematógrafo de barrio (Rivadavia al once mil). Esa colaboración en una apoteosis y el haber intentado conversar anoche con Enrique Banchs, hombre dulce y despavorido, son las únicas noticias raras que se me ocurren. También he visto a Octavio (no muy bien), a Cetara, a Xul, a Paco Luis, a alguna altiva y desganada hermana de Norah Lange y a la calle Montenegro. (Hace unas noches -aprovechando nuestra ausencia- floreció un tiroteo malevo-policial en una callecita profunda y fue muerto de un balazo un furquero llamado con buen sentido del color local, Antonio Rosendo). Esta fotografía de lavanderas en el Bajo es apta para el cultivo patriótico de recuerdos imaginarios. ¿Cuándo te restituís al NORTE? Un abrazo de (fdo.) Georgie. [Al margen]: ¡Viva Groussac!


Nota de Víctor Aizenman: Texto ológrafo de 24 líneas, escrito en tinta negra sobre el dorso de una tarjeta postal publicada por la Librería “Mitchell’s”, cuyo frente muestra una fotografía de lavanderas en el Bajo [“Riverside Washerwomen, Year 1888”], “apta para el cultivo patriótico de recuerdos imaginarios” (Borges, sic), completada con una vista de la Aduana Taylor y el Ferrocarril del Norte.- Impecable conservación. Encantadora tarjeta postal dirigida a Ulyses Petit de Murat, (“compartidor de calles y de versos”), plena de suave e inteligente ironía, con alusiones, entre otros, a Enrique Banchs (“hombre dulce y despavorido), a Xul Solar, a Fancisco Luis Bernárdez y a Norah Lange. Menciona un concurso literario en el que actuó como jurado y votó por un cuento criollo de Clodomiro Cordero, y relata, con humor socarrón, un episodio policial que demuestra su conocido interés por la vida marginal de malevos y cuchilleros. Concluye con un inesperado y entusiasta “¡Viva Groussac!” (Paul Groussac, escritor francés que se estableció en Argentina, desarrolló una extensa obra de ensayista, narrador e historiador escrita magistralmente en español, fue Director de la Biblioteca Nacional Argentina y, como Borges, quedó ciego.) 



Pieza postal propiedad del librero Víctor Aizenman
Buenos Aires, Argentina
Material inédito no encuadernado





22/2/16

Julio Cortázar: Carta a Jorge Luis Borges [sobre el Minotauro, agosto de 1947]

´








      A Jorge Luis Borges


      Habrá notado usted desde algún tiempo atrás la presencia del Minotauro circulando otra vez sordamente entre los hombres que escriben sus imágenes.


        Luego de hallarlo en el Thesée de Gide -entrevisto apenas, pero hermoso-, lo encuentro pleno de admirable inteligencia en el relato que llama usted La casa de Asterión. He querido entonces hacerle llegar este minotauro mío, que curiosamente profetiza al morir (murió en enero de este año) lo que hoy ocurre: su retorno incesante y repetido. Acéptelo usted como testimonio de cariño hacia Asterión, de nostalgia por su voz tan ceñida, tan libre de lo innecesario. 

      Con afecto,
                          Julio Cortázar




Texto e imagen en: Frazier-Yoder, Amy.
"The 'incessant return' of the Minotaur
Jorge Luis Borges's La Casa de Asterión
And Julio Cortázar's Los Reyes
"

Variaciones Borges, 34 
University of Pittsburg, 2012
Primera publicación en: Montes-Bradley, Eduardo
Cortázar sin barba, Ed. Sudamericana
Buenos Aires, 2004


4/2/16

Jorge Luis Borges: Rafael Cansinos Assens









Él había leído todas las bibliotecas de Europa. Recuerdo que dijo, en su estilo hiperbólico, que era capaz de saludar a las estrellas en diecisiete idiomas clásicos y modernos. No sé si realmente eran diecisiete, pero está bien la mención de las estrellas, que ya sugieren lo infinito. No sé si ustedes conocen toda la obra de Cansinos, yo no conozco nada, pero recuerdo quizá menos lo escrito que lo hablado por él, o lo sonreído por él (…). Además, quizá más importante que un libro es la imagen que este libro deja; quizá más importante que lo dicho por un hombre es la imagen que esos dichos o ese silencio dejan. Yo creo que Cansinos fue un gran maestro oral; bueno, también lo fueron Pitágoras, Jesús, el Buda, Sócrates. De la obra de él no sé qué perdurará, pero sé que su memoria personal perdura. Y además ese estilo psálmico, digamos, esas largas frases, siempre armoniosas, que no se perdían nunca. Yo he conocido a muchos hombres de talento, pero hombres de genio, no sé, hay dos que yo mencionaría: uno, un nombre quizá desconocido aquí, el pintor y místico argentino Alejandro Xul-Solar, y el otro, ciertamente, Rafael Cansinos Assens. Y quizá, pero sólo como maestro oral, Macedonio Fernández. Los demás eran meros hombres de talento.

«Coloquio», 1985










En Borges A/Z 
A. Fernández Ferrer y J. L. Borges, 1988
Originales manuscritos y autógrafos
Epistolario Borges-Cansinos Assens
Fundación-Archivo Rafael Cansinos Assens 
Portada del libro Borges A/Z
Col. La Biblioteca de Babel

24/11/15

Jorge Luis Borges: Carta a Maurice Abramowicz [Barcelona, 2 de marzo de 1921]








[Barcelona, 2 de marzo de 1921]

Querido hermano: desde la ciudad rectangular e inmunda, lanzo hacia ti mi corazón como una red. Pasado mañana parto. He dejado Palma con una vasta pena. Alomar, Sureda y yo, escribimos el manifiesto que sabes y que provocó un asombro y un escándalo espléndidos. Después, en la ruleta tuve una suerte inaudita para mí (¡60 pesetas con un capital de una peseta!) y que me permitió triunfar tres noches seguidas en el burdel. Una rubia suntuosamente chancha y una morena que llamábamos La Princesa y sobre cuya humanidad me embriagué como un avión o un caballo (¡una catalana, perdóname!). 
Ahora la gloria se ha apagado. Me siento "como un huérfano pobre sin su hermana mayor". Verdaderamente he amado a esa Luz que me trataba como a un chico y cuyos gestos eran de una indecencia ingenua. Se parecía a una catedral y a una perra. 
Escríbeme a Poste restante en Buenos Aires. 
Comparto tu aversión por Helena. Me envió una carta estilo Jean-Christophe. No es ni natural como Luz ni sabiamente artificial como cierta joven de buena familia que cortejé en Palma y cuyos silencios eran una obra de arte...






En Cartas Francesas (1996)
Versión castellana de Hugo Becacecce
En imagen: manuscrito y transcripción bilingüe
Versión castellana de Marietta Gargatagli
En Cartas del Fervor (1999)


18/11/15

Jorge Luis Borges: Prólogo a «Crónicas Marcianas», de Ray Bradbury








En el segundo siglo de nuestra era, Luciano de Samosata compuso una Historia verídica, que encierra, entre otras maravillas, una descripción de los selenitas, que (según el verídico historiador) hilan y cardan los metales y el vidrio, se quitan y se ponen los ojos, beben zumo de aire o aire exprimido; a principios del siglo XVI, Ludovico Ariosto imaginó que un paladín descubre en la Luna todo lo que se pierde en la Tierra, las lágrimas y suspiros de los amantes, el tiempo malgastado en el juego, los proyectos inútiles y los no saciados anhelos; en el siglo XVII, Kepler redactó un Somnium Astronomicum, que finge ser la transcripción de un libro leído en un sueño, cuyas páginas prolijamente revelan la conformación y los hábitos de las serpientes de la Luna, que durante los ardores del día se guarecen en profundas cavernas y salen al atardecer. Entre el primero y el segundo de estos viajes imaginarios hay mil trescientos años y entre el segundo y el tercero, unos cien; los dos primeros son, sin embargo, invenciones irresponsables y libres y el tercero está como entorpecido por un afán de verosimilitud. La razón es clara. Para Luciano y para Ariosto, un viaje a la Luna era símbolo o arquetipo de lo imposible, como los cisnes de plumaje negro para el latino; para Kepler, ya era una posibilidad, como para nosotros. ¿No publicó por aquellos años John Wilkins, inventor de una lengua universal, su Descubrimiento de un Mundo en la Luna, discurso tendiente a demostrar que puede haber otro Mundo habitable en aquel Planeta, con un apéndice titulado Discurso sobre la posibilidad de una travesía? En las Moches áticas de Aulo Gelio se lee que Arquitas el pitagórico fabricó una paloma de madera que andaba por el aire; Wilkins predice que un vehículo de mecanismo análogo o parecido nos llevará, algún día, a la Luna. Por su carácter de anticipación de un porvenir posible o probable, el Somnium Astronomicum prefigura, si no me equivoco, el nuevo género narrativo que los americanos del Norte denominan science-fiction o scientifiction* y del que son admirable ejemplo estas Crónicas. Su tema es la conquista y colonización del planeta. Esta ardua empresa de los hombres futuros parece destinada a la época, pero Ray Bradbury ha preferido (sin proponérselo, tal vez, y por secreta inspiración de su genio) un tono elegíaco. Los marcianos, que al principio del libro son espantosos, merecen su piedad cuando la aniquilación los alcanza. Vencen los hombres y el autor no se alegra de su victoria. Anuncia con tristeza y con desengaño la futura expansión del linaje humano sobre el planeta rojo —que su profecía nos revela como un desierto de vaga arena azul, con ruinas de ciudades ajedrezadas y ocasos amarillos y antiguos barcos para andar por la arena—. 

Otros autores estampan una fecha venidera y no les creemos, porque sabemos que se trata de una convención literaria; Bradbury escribe 2004 y sentimos la gravitación, la fatiga, la vasta y vaga acumulación del pasado —el dark backward and abysm of time del verso de Shakespeare. Ya el Renacimiento observó, por boca de Giordano Bruno y de Bacon, que los verdaderos antiguos somos nosotros y no los hombres del Génesis o de Homero. 

¿Qué ha hecho este hombre de Illinois, me pregunto, al cerrar las páginas de su libro, para que episodios de la conquista de otro planeta me pueblen de terror y de soledad? 

¿Cómo pueden tocarme estas fantasías, y de una manera tan íntima? Toda literatura (me atrevo a contestar) es simbólica; hay unas pocas experiencias fundamentales y es indiferente que un escritor, para transmitirlas, recurra a lo "fantástico" o a lo "real", a Macbeth o a Raskolnikov, a la invasión de Bélgica en agosto de 1914 o a una invasión de Marte. ¿Qué importa la novela, o novelería, de la science-fiction? En este libro de apariencia fantasmagórica, Bradbury ha puesto sus largos domingos vacíos, su tedio americano, su soledad, como los puso Sinclair Lewis en Main Street

Acaso La tercera expedición es la historia más alarmante de este volumen. Su horror (sospecho) es metafísico; la incertidumbre sobre la identidad de los huéspedes del capitán John Black insinúa incómodamente que tampoco sabemos quiénes somos ni cómo es, para Dios, nuestra cara. Quiero asimismo destacar el episodio titulado El marciano, que encierra una patética variación del mito de Proteo. 

Hacia 1909 leí, con fascinada angustia, en el crepúsculo de una casa grande que ya no existe, Los primeros hombres en la Luna, de Wells. Por virtud de estas Crónicas, de concepción y ejecución muy diversa, me ha sido dado revivir, en los últimos días del otoño de 1954, aquellos deleitables terrores. 



*sciencefiction es un monstruo verbal en que se emalgaman el adjetivo scientific y el nombre sustantivo fiction. Jocosamente, el idioma español suele recurrir a formaciones análogas; Marcelo del Mazo habló de las orquestas de gríngaros (gringos + zíngaros) y Paul Groussac de las japonecedades que obstruían el museo de los Goncourt.

RAY BRADBURY: Crónicas marcianas. Prólogo de J. L. B. Buenos Aires, Ediciones Minotauro, 1955


Postdata de 1974: Releo con imprevista admiración los Relatos de lo grotesco y arabesco (1840) de Poe, tan superiores en conjunto a cada uno de los textos que los componen. Bradbury es heredero de la vasta imaginación del maestro, pero no de su estilo interjectivo y a veces tremebundo. Deplorablemente, no podemos decir lo mismo de Lovecraft.







En Prólogos con un prólogo de prólogos (1975)
Manuscrito original y ológrafo
Entregado por Borges a la Editorial Minotauro, de Paco Porrúa
Sucesión de Francisco "Paco" Porrúa
Consignado para rematar en la británica casa Bonhams 



8/11/15

Jorge Luis Borges: Nota sobre la paz








Buen heredero de los nominalistas ingleses, H. G. Wells repite que hablar de los anhelos del Irak o de la perspicacia de Holanda es incurrir en temerarias mitologías. Francia, le agrada recordar, consta de niños, de mujeres y de hombres, no de una sola tempestuosa mujer con un gorro frigio. A esa amonestación cabe responder, con el nominalista Hume, que también cada hombre es plural, pues consta de una serie de percepciones o, con Plutarco, Nadie es ahora el que antes fue ni será el que ahora es o, con Heráclito, Nadie baja dos veces al mismo río. Flablar es metaforizar, es falsear; hablar es resignarse a ser Góngora. Sabemos (o creemos saber) que la historia es una perpleja red incesante de efectos y de causas; esa red, en su nativa complejidad, es inconcebible; no podemos pensarla sin acudir a nombres de naciones. Además, tales nombres son ideas que operan en la historia, que rigen y transforman la historia.

Elucidado lo anterior, quiero declarar que para mí un solo hecho justifica este momento trágico; ese hecho jubiloso que nadie ignora y que justiprecian muy pocos es la victoria de Inglaterra. Decir que ha vencido Inglaterra es decir que la cultura occidental ha vencido, es decir que Roma ha vencido; también es decir que ha vencido la secreta porción de divinidad que hay en el alma de todo hombre, aun del verdugo destrozado por la victoria. No fabrico una paradoja; la psicología del germanófilo es la del defensor del gángster, del Mal; todos sabemos que durante la guerra los legítimos triunfos alemanes le interesaron menos que la noción de un arma secreta o que el satisfactorio incendio de Londres.

El esfuerzo militar de las tres naciones que han desbaratado el complot germánico es parejamente admirable, no así las culturas que representan. Los Estados Unidos no han cumplido su alta promesa del siglo XIX; Rusia combina con naturalidad los estigmas de lo rudimentario, de lo escolar, de lo pedantesco y de lo tiránico. De Inglaterra, de la compleja y casi infinita Inglaterra, de esa isla desgarrada y lateral que rige continentes y mares, no arriesgaré una definición; básteme recordar que es quizá el único país que no está embelesado consigo mismo, que no se cree Utopía o el Paraíso. Yo pienso en Inglaterra como se piensa en una persona querida, en algo irreemplazable e individual. Es capaz de culpables indecisiones, de atroces lentitudes (tolera a Franco, tolera a las sucursales de Franco), pero es también capaz de rectificaciones y contriciones, de volver a librar, cuando la sombra de una espada cae sobre el mundo, la cíclica batalla de Waterloo.


Sur, Buenos Aires, Año XIV, N° 129, julio de 1945


En Borges en Sur 1931-1980
Buenos Aires, Emecé, 1999
Manuscrito original y ológrafo
Titulado, firmado y datado “Jorge Luis Borges, 1945”
Con tachaduras e interpolaciones
Versión enviada a publicar en Sur N° 129
Catálogo de manuscritos de Borges del librero Víctor Aizenman



1/10/15

Jorge Luis Borges: Manuscrito hallado en la habitación de un suicida [Hotel Las Delicias, Adrogué: 1940]








El otro J.L.B. (el otro y verdadero Borges, el que me justifica de un modo suficiente pero secreto) cumplió esta tarde (acaso por primera vez) con sus obligaciones de auxiliar segundo (doscientos diez pesos al mes; con los descuentos, ciento noventa y nueve) en cierta biblioteca ilegible del hinterland de Boedo, adquirió un revólver en una de las armerías de la calle E. Ríos, adquirió una novela ya leída (Ellery Queen: The Egyptian Cross Mystery) en Constitución, sacó un pasaje de ida a Adrogué - Mármol - Turdera, fue al hotel Las Delicias, consumió y dejó impagas dos o tres cañas fuertes y se descargó un balazo definitivo en una de las piezas altas. Dejó este poema evidentemente bosquejado en la biblioteca (así lo demuestra el membrete) que textualmente copio
                                                                                                               [reproducimos].*



*Nota de Nicolás Helft: "La transcripción es literal e incluye esa variante al final, que el autor dejó sin definir, como frecuentemente lo hacía en sus borradores. Borges no llegó a suicidarse en ese hotel de Adrogué, pero el texto no parece ficción. Cuando lo escribió, a principios de 1940, se sentía muy desdichado. Tenía 40 años y era escritor, pero sólo era reconocido en un pequeño círculo y sus libros vendían poco. El dinero le alcanzaba para comprar algunos libros y, de vez en cuando, ir al cine o a cenar. Era soltero y vivía con su madre en un departamento en la esquina de Las Heras y Pueyrredón. Presionado para encontrar un trabajo, había conseguido un cargo menor en una biblioteca de barrio, la que menciona en esta nota. Desconectado del mundo, padecía un síntoma extraño: cumplía mecánicamente con sus obligaciones pero sentía que su vida era falsa, o irreal, y que lo verdadero eran los cuentos que escribía.
El manuscrito fue hallado en un cuaderno de hojas cuadriculadas y tapas negras que contiene, además, un relato fantástico, un poema y una frase suelta"



Texto e imagen en: Helft Nicolás
Borges, Postales de una biografía
Buenos Aires, Emecé, 2013 



17/7/15

Jorge Luis Borges: Postal a Leonor Acevedo con imagen de la Casa Rosada







25 de diciembre

Dearest Mother: disculpa la horreur fadasse -la frase es de Verlaine- del reverso, apta (como decía Heine de los alemanes que lo visitaban en París) para preservarte de la nostalgia. Mucho me alegraron tus líneas y las de Norah. El veinticuatro vi un film mediocre, pero que me conmovió y que me gustaría rever contigo: Marie Louise, tomado en los cantones centrales de Suiza, con cielos, nubes y montañas enternecedoras. Hablando de montañas, ¿cómo anda The tree of life de Machen? Mandie ya está ilustrándolo. En estos días salió la revista; pronto la recibirán. Mañana iré a lo de Ortiz Basualdo, se discutirá el destino de la revista, no demasiado claro, por cierto. Madre, te extraño muchísimo. El inconexo estilo de esta tarjeta y la creciente degeneración de la caligrafía te indicarán, acaso, el opresivo calor que aquí nos agobia. Ya sabrás que la operaron a Clota; sigue mejor. Abrazos a Norah y a las chicas. 

Yours ever

Georgie

El turrón, riquísimo.






En Nicolás Helft, Borges. Postales de una biografía
Buenos Aires, Emecé, 2013 


23/6/15

Jorge Luis Borges: Postal a Guillermo de Torre desde Ginebra (1920)









Ginebra, 5 junio 1920

Señor Guillermo de Torre - Ateneo
Calle del Prado- Madrid - Espagne

Salud, Torre avanzada. ¿Qué te parece el pseudo-clasicismo ñoño del sileno ese?
Te lo envío desde Jinebra (sic) tierra hasta ahora invenciblemente monda y desnuda de ULTRA pero abundantemente provista de alcoholes prostitutas chocolate formalidades y midinettes.
Te extiende 5 dedos arborescentes
Jorge Luis Borges



En Nicolás Helft, Borges. Postales de una biografía
Buenos Aires, Emecé, 2013 
Vía La Nación, 27 de septiembre de 2013



8/4/15

Jorge Luis Borges: Postal con busto de Sarmiento, escrita a Leonor Acevedo desde Resistencia







Dearest Mother: De Resistencia, que no es una gran ciudad (y quizá, agregaría Paul Groussac, el epíteto huelga), te dará una idea suficientemente monótona y desarreglada la imagen del reverso. El hotel es una versión territorial del hotel provinciano de Santiago. La gente es muy simpática; anoche comí con una hija de Gerchunoff y con su marido. Ayer hablé (entiendo que bien) sobre los poetas gauchescos: "Vaya un cielito rabioso", etc.; hoy sobre Almafuerte; mañana sobre Banchs y Lugones. Afectos y un abrazo. 
¿Qué tal Folio on Mary White, o lo que sea? 
Georgie 

Los días son calurosos; las noches (a juzgar por la única que he pasado) son más bien frías.




En Nicolás Helft, Borges. Postales de una biografía
Buenos Aires, Emecé, 2013 
Vía La Nación



29/3/15

Jorge Luis Borges: Postal a Leonor Acevedo desde Islandia (1971)










Reykjiavik
14 Abril 1971

Querida madre: mucho más increíble que Islandia es el hecho de que María Kodama haya arribado aquí, con noticias tuyas. Reykiavik es menos monumental que la Municipalidad de Lomas e infinitamente más linda, por extraño que parezca. Muchison (en cuya casa paré un par de días en Cambridge) te manda sus afectos, así como Joan Alonso, los Marichal, el gran poeta -es decir Guillén, no Magdalena Harriague, Anderson Imbert, Pezzoni, and so on and so forth. Me siento muy feliz y estoy contando los días para la vuelta. 

Un beso
Georgie

Norah, siempre pienso en ustedes y en el jardín desde el balcón

Letra de Thomas Di Giovanni


En Nicolás Helft, Borges. Postales de una biografía
Buenos Aires, Emecé, 2013
Vía La Nación



2/3/15

Carta de Jorge Luis Borges a Rafael Cansinos Assens (II)







Rafael:

Van escoltando estos renglones un ejemplar del periódico Martín Fierro, en el cual -con una luz encendida en su propia lumbre sabática- trato de definirlo a Ud. y el cuarto número de Proa, única revista de criollos en esta itálica ciudad de hombres en erri, en ini y en elli... Siento algún bochorno de haber sido tan pródigo de mi silencio entre los libros con que me ha regalado Ud -exornados de bellas e injustas dedicatorias- y le ruego no crea por ello en menoscabo alguno en mi admiración. Juzgo excelentes Los Temas Literarios y sólo inferiores en continuidad de belleza al Divino Fracaso y a la levantada ironía de Estética y Erotismo de la Pena de Muerte.

En una librería de viejo del Paseo de Julio (cerca de las palmeras y de la inquietud salubre de la Dársena Norte) conseguí un ejemplar de Candelabro, en el que está prefigurada la obra ulterior de Ud.

El ultraísmo alienta fuertemente aquí. Supongo habrán llegado a sus manos Prismas de Sánchez Larrea, Hombres de Otoño del chileno Segual y La Calle de la Tarde de Nora Lange, de cuyo prólogo fue culpable mi pluma y que me gusta con ahínco. A mí los días me los ocupan los quehaceres de la revista y la escritura de un libro de ensayos que saldrá a mediados del novecientos veinticinco. Aquí es vivaz la primavera y viene de los bosques y de los esteros del Norte.

Suyo con admirativa amistad
Jorge Luis Borges y
Saludos afectuosos de Norah y de los compañeros Güiraldes, Macedonio Fernández y Evar Méndez







9/2/15

Carta de Jorge Luis Borges a Rafael Cansinos Assens (I)








Admirado amigo y maestro:

Sincrónicamente con esta carta le envío varios ejemplares de la revista mural PRISMA, que hemos creado unos compañeros ultraizantes y yo, y en la cual -acaso por vez primera- se ofrenda el hallazgo lírico sin propósito mercantil ni gesto solemne.

Ignoro si mi proyecto peca de occidental o de islámico.

Le saluda,
Jorge Luis Borges

c/c Bulnes 2216
Buenos Aires









6/12/14

Jorge Luis Borges: Jacques Bainville. Dictadores




Acaba de aparecer el libro Dictadores de Jacques Bainville. Su autor finge estudiar la historia personal y política de todos ellos, desde Gelón de Siracusa a Hitler de Berlín. En realidad, se trata de una apresurada rapsodia hecha con retazos de enciclopedia. Nuestro país está representado, no indignamente, por Julio A. Roca y por Juan Manuel de Rosas, «a quien los gauchos de las pampas llamaban el Washington del Sur». Realmente, el señor Bainville exagera la erudición de nuestros gauchos y su afición a los paralelos históricos.

Publicado en El Hogar, 16 de abril de 1937
Incluido en Obra crítica II
Buenos Aires, 2000





Dice Eduardo Montes Bradley

El dibujo refleja la idea que Borges tenía del animal político ya en 1946. El monstruo tiene siete cabezas en lugar de nueve, como deberían tener las hidras de manual; es decir, las hidras como deben ser cuando son hidras, aunque quizá se trate de un animal incompleto y allí (al igual que en el nombre en alemán) resida una de las llaves de lectura del dibujo. Sin embargo, Borges sí tuvo en cuenta la tradición cuando pensó en Eva Duarte como cabeza central. Y tratándose de hidras, central e inmortal vienen a ser exactamente lo mismo. Las otras cabezas, las de Rosas, Marx, Perón y Hitler, son las que se implican mortales. Según el mito, las cabezas que no ocupan el lugar central deberán ser enterradas sin mayor peligro, mientras que la central deberá ser sepultada debajo de una roca para evitar incómodas resurrecciones. Es notable cómo Borges percibe el entorno cuando la figura política de Evita no había aún alcanzado el cénit de su poder, anticipándose al mito e incluso al destino de su cadáver.


En Cortázar sin barba, Editorial Debate 2014 [+] [+]

Official site EMB: Heritage Film Project


28/11/14

Jorge Luis Borges: El tango






¿Dónde estarán? Pregunta la elegía
de quienes ya no son, como si hubiera
una región en que el Ayer pudiera
ser el Hoy, el Aún y el Todavía.

¿Dónde estarán (repito) el malevaje
que fundó en polvorientos callejones
de tierra o en perdidas poblaciones
la secta del cuchillo y del coraje?

¿Dónde estarán aquellos que pasaron,
dejando a la epopeya un episodio,
una fábula al tiempo, y que sin odio,
lucro o pasión de amor se acuchillaron?

Lo busco en su leyenda, en la postrera
brasa que, a modo de una vaga rosa,
guarda algo de esa chusma valerosa
de los Corrales y de Balvanera.

¿Qué oscuros callejones o qué yermo
del otro mundo habitará la dura
sombra de aquel que era una sombra oscura,
Muraña, ese cuchillo de Palermo?

¿Y ese Iberra fatal (de quien los santos
se apiaden) que en un puente de la vía,
mató a su hermano el Ñato, que debía
más muertes que él, y así igualó los tantos?

Una mitología de puñales
lentamente se anula en el olvido;
una canción de gesta se ha perdido
en sórdidas noticias policiales.

Hay otra brasa, otra candente rosa
de la ceniza que los guarda enteros;
ahí están los soberbios cuchilleros
y el peso de la daga silenciosa.

Aunque la daga hostil o esa otra daga,
el tiempo, los perdieron en el fango,
hoy, más allá del tiempo y de la aciaga
muerte, esos muertos viven en el tango.

En la música están, en el cordaje
de la terca guitarra trabajosa,
que trama en la milonga venturosa
la fiesta y la inocencia del coraje.

Gira en el hueco la amarilla rueda
de caballos y leones, y oigo el eco
de esos tangos de Arolas y de Greco
que yo he visto bailar en la vereda,

En un instante que hoy emerge aislado,
sin antes ni después, contra el olvido,
y tiene el sabor de lo perdido,
de lo perdido y lo recuperado.

En los acordes hay antiguas cosas:
el otro patio y la entrevista parra.
(detrás de las paredes recelosas
el Sur guarda un puñal y una guitarra.)

Esa ráfaga, el tango, esa diablura,
los atareados años desafía;
hecho de polvo y tiempo, el hombre dura
menos que la liviana melodía,

que sólo es tiempo. El tango crea un turbio
pasado irreal que de algún modo es cierto,
el recuerdo imposible de haber muerto
peleando, en una esquina del suburbio.


En El Otro El Mismo (1964)
Dibujo: JLB: Coplas (s.f)  Fuente y nota

Junto al dibujo se lee:

“El tango es prostibulario. De ello no tengo dudas. Pero la certeza no me acompaña si se trata de ubicar la cuna del mismo. Para Ernesto Poncio, es la recova del Retiro, claro está, en los prostíbulos; los del Sur creen que es en la calle Chile, y los del Norte sostienen que es en la calle del Temple, ambas golferas. En todo caso es indiscutible que nace entre 1880 y 1890”.

El manuscrito incluye, además de la firma de Borges, estas dos “Coplas”: Barracas al Sur/Barracas al Norte/a mí me gusta/bailar con corte - Mañana por la mañana/me voy a las Cinco Esquinas/a tomarme un mate amargo/de la mano de mi china.

Vía El Cultural.es


24/9/14

Jorge Luis Borges: Dos sonetos sobre Spinoza








Spinoza

Las traslúcidas manos del judío
labran en la penumbra los cristales
y la tarde que muere es miedo y frío.
(Las tardes a las tardes son iguales.)

Las manos y el espacio de jacinto
que palidece en el confín del Ghetto
casi no existen para el hombre quieto
que está soñando un claro laberinto.

No lo turba la fama, ese reflejo
de sueños en el sueño de otro espejo,
ni el temeroso amor de las doncellas.

Libre de la metáfora y del mito
labra un arduo cristal: el infinito
mapa de Aquel que es todas Sus estrellas.


En El Otro el Mismo (1964)

Baruch Spinoza

Bruma de oro, el occidente alumbra
la ventana. El asiduo manuscrito
aguarda, ya cargado de infinito.
Alguien construye a Dios en la penumbra.

Un hombre engendra a Dios. Es un judío
de tristes ojos y de piel cetrina;
lo lleva el tiempo como lleva el río
una hoja en el agua que declina.

No importa. El hechicero insiste y labra
a Dios con geometría delicada;
desde su enfermedad, desde su nada,

Sigue erigiendo a Dios con la palabra.
El más pródigo amor le fue otorgado,
el amor que no espera ser amado.


En La moneda de hierro (1976)




Foto: Manuscrito Spinoza
En Horacio Jorge Becco: Jorge Luis Borges. Bibliografía total 1923/1973
Edición homenaje 50º aniversario de su publicación
Librería Casa Pardo Buenos Aires 1983


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