12/9/18

Borges profesor: Anexo. Tres conjuros anglosajones






Wið ymbe
Conjuro contra un enjambre de abejas

La primera parte de este conjuro consiste en una declaración del poder de la tierra. La segunda parte insta al enjambre a bajar al suelo. Según R. K. Gordon, la expresión "mujeres de la victoria" es un elogio destinado a propiciar a las abejas: el propósito de este conjuro no sería impedir que se forme el enjambre, sino evitar que éste se aleje. 

Contra un enjambre de abejas. Toma tierra, arrójala con tu mano derecha bajo tu pie derecho y di:
¡Lo atrapo bajo mi pie, lo he encontrado! 
¡Sí! La tierra tiene poder contra todas las criaturas
y contra la malicia y contra la negligencia,
y contra el poder de la lengua de los hombres.
Arrójales tierra, cuando formen un enjambre, y di:
¡Detenéos, mujeres de la victoria, descended a la tierra!
¡No seáis salvajes, no escapéis más al bosque!
Pensad tanto en mi bienestar
como cada uno de los hombres piensa en su hogar y su sustento.


Wið færstice
Conjuro contra un dolor repentino


Este conjuro tiene como propósito curar el dolor causado por una 'pequeña lanza', clavada en el paciente por elfos, viejas brujas o dioses paganos. Debe recitarse después de preparar un líquido con distintas hierbas curativas. Pronunciado en voz alta, logrará que la aflicción deje el cuerpo del paciente y huya hacia las montañas. El conjuro se refiere vagamente a antiguas tradiciones germánicas de elfos y herreros mágicos; las "poderosas mujeres" de las que habla son probablemente las valquirias. 

Contra una puntada repentina: Manzanilla y la ortiga roja, que crece a través de la casa, y llantén mayor; hervir en manteca.
Resonantes eran ellas, sí, resonantes, cuando cabalgaban sobre la colina.
Resueltas eran, cuando cabalgaban sobre la tierra.
¡Protégete ahora, para que puedas escapar de esta aflicción!
¡Fuera, pequeña lanza, si estás adentro!
Yo estuve bajo los tilos, bajo una liviana coraza
donde las poderosas mujeres alistaban sus fuerzas
y arrojaban gritando sus lanzas. Yo les devolveré otra:
una flecha voladora contra ellas.
¡Fuera, pequeña lanza, si es que está adentro!
Un herrero se sentó, forjó un pequeño cuchillo,
con el hierro lo hirió gravemente:
¡Fuera, pequeña lanza, si estás adentro!
Seis herreros se sentaron, forjaron lanzas de muerte:
¡Fuera pequeña lanza! ¡No estés adentro, lanza!
¡Si hay adentro algo de hierro, obra de viejas brujas, se derretirá!
Si fuiste herido en la piel, o fuiste herido en la carne
O fuiste herido en la sangre, o fuiste herido en el hueso
O fuiste herido en la pierna, que nunca se dañe tu vida.
Si es un dardo de los dioses o un dardo de los elfos
O un dardo de las brujas, yo te ayudaré ahora:
Esto para curarte de un dardo de los dioses, esto para curarte de un dardo de los elfos,
Esto para curarte de un dardo de las brujas: ¡yo te ayudaré!
Escapa hacia la cumbre de la montaña;
¡Sánate! ¡Que Dios te ayude!
Tomar luego el cuchillo, colocar en el líquido.


Æcerbot
Conjuro para un campo yermo


Este conjuro tiene por objetivo restaurar la fertilidad de un campo y lograr una buena cosecha. La primera parte consiste en una compleja ceremonia que involucra bendecir tierra, ramas y hierbas del campo con agua bendita y misas cristianas. La segunda parte, que traducimos aquí, combina elementos cristianos y paganos: Invoca a Cristo y a la Virgen, pero también a Erce, madre de la tierra.

He aquí el remedio con el que puedes mejorar tus tierras, si éstas no producen bien, o si algún daño les ha sido causado por hechicería o brujería... 

Gira tres veces siguiendo el trayecto del sol, luego acuéstate en el suelo y repite las letanías; luego di: sanctus, sanctus, sanctus, hasta el final. Canta luego el Benedicte con los brazos extendidos, y el Magnificat y el Paternoster tres veces, y entrégalo a la alabanza de Cristo y Santa María y la Sagrada Cruz y al beneficio del dueño de este campo, y de todos aquellos que estén bajo su mando. Una vez hecho esto, hay que tomar de los mendigos semillas desconocidas y devolverles luego el doble de la cantidad tomada. Junta luego todas las herramientas del arado; coloca la rama en incienso e hinojo y jabón santo y santa sal. 

Toma luego las semillas, colócalas en el cuerpo del arado y di: 
Erce, Erce, Erce, madre de la tierra
Que el Todopoderoso, el Señor, te otorgue
Campos que crezcan y produzcan
Fértiles y prósperos
Abundancia de cosechas de mijo
Y de amplias cosechas de cebada
Y de blancas cosechas de trigo
Y de todas las cosechas de la tierra.
Que el eterno Señor
Y sus santos que están en el cielo
Protejan a su campo de todos los enemigos
Y contra todo mal
Y contra todas las hechicerías que se siembran
A lo largo y a lo ancho de la tierra.
Ahora ruego al Poderoso que creó a este mundo
Que no haya mujer con tal elocuencia
Ni hombre con tales poderes
Que alcancen a distorsionar estas palabras.
Debe empujarse entonces el arado para abrir el primer surco.
Luego di:
¡Salve, oh Tierra, madre de los hombres!
Sé fértil en los brazos de Dios,
Llena de alimento para dar a los hombres. 
Luego toma comida de todo tipo y haz que horneen un pan tan ancho como las palmas de las manos y amasado con leche y con agua bendita, y colócalo en el primer surco. Luego di:
Un campo repleto de alimento para la humanidad
Oh, campo que creces reluciente, bendito seas
en el santo nombre de Aquel que creó el cielo
y la tierra en la que habitamos.
Que el Dios que creó estas tierras nos otorgue
Prósperos regalos, que cada una de las semillas
Nos sirva de sustento.
Di luego tres veces: "Crescite, in nomine patris sit benedicti. Amen" y recita el Paternoster tres veces.



Traducciones del inglés antiguo por Martín Hadis

La mayoría de los textos anglosajones a los que Borges hace referencia durante este curso han sido traducidos por él mismo al castellano (esto se indica en cada caso a pie de página ante la primera mención de cada poema).

Varios de los poemas que el profesor menciona no se encuentran, sin embargo, en ninguno de sus libros. Este anexo intenta complementar las clases con traducciones de aquellos textos anglosajones que no han sido traducidos por Borges y que son de hecho muy difíciles —si no imposibles— de encontrar en castellano. Estos textos son:


• Fragmento final de la Gesta de Beowulf: La batalla de Brunanburh (con la traducción de Tennyson, «The Battle of Brunanburh»)
• La «Batalla de Maldon»
• La «Elegía del Hombre Errante»
• «La Visión de la Cruz»
• Tres conjuros anglosajones

Siguiendo el ejemplo de Borges, estas traducciones intentan ser literales; el uso de la prosa tiene la ventaja de preservar, además del sentido, la sencillez y la fuerza del verso original.

M.H.


En Borges profesor
Curso de literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires
Edición, investigación y notas: Martín Arias & Martín Hadis
Buenos Aires © María Kodama, 2000

Imagen arriba: Borges (s/atrib). Captura video de su cuarta conferencia 
en Harvard: "La música de las palabras y la traducción"






















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